"Z365" o "Festival todo el año" es la nueva apuesta estratégica del Festival en la que confluyen la búsqueda, el acompañamiento y el desarrollo de nuevos talentos (Ikusmira Berriak, Nest); la formación y la transmisión de conocimientos de cine (Elías Querejeta Zine Eskola, Zinemaldia + Plus, Diálogos de cineastas); y la investigación, la divulgación y el pensamiento cinematográfico (el proyecto Z70, Pensamiento y debate, Investigación y publicaciones).
Shinjuku Triad Society (1995), Rainy Dog (1997) y Ley Lines (1999) son las tres películas que conforman la denominada “Black Triad Trilogy” de Takashi Miike.No se encuentran rodadas de manera cronológica y tampoco tienen mucho más en común que el hecho de que en todas aparezca el actor Tomuro Taguchi (intérprete de culto gracias al Tetsuo de ShinyaTsukamoto) en su reparto. Sin embargo, en ellas ya subyacen muchos de los temas que se convertirán más tarde en las claves para entender el universo Miike, entre los que destaca por encima de todos la marginalidad de los personajes y su situación de exiliados dentro de una sociedad que les da la espalda ya sea por su procedencia geográfica o por su tendencia sexual. Por eso, muchos de los personajes de Miike son seres en la sombra que han de esconderse tanto para los demás como para sí mismos. Es el caso de Yuuji (Sho Aikawa, en uno de sus mejores papeles) un yazuka desterrado en Taipei, que ha caído en lo más bajo y que lleva una vida miserable reconvertido en sicario de poca monta y sin ningún tipo de esperanza de futuro. Será entonces cuando aparezca en escena un hijo secreto del que hasta el momento no tenía conocimiento: un niño sordo que se convertirá en su sombra acompañándole silenciosamente en cada una de las paradas de su periplo asesino. Muchos han comparado a Rainy Dog con la película de Luc Besson Leon, el profesional (1994), sin embargo a mí me gusta más verla como un trasunto del famoso cómic “El lobo solitario y su cachorro ”pero trasladada a los ambientes de la delincuencia de los bajos fondos de la capital de Taiwán. Lo que está claro es que,a través de ella, Miike perfila la figura del outsider en su cine mientras reflexiona sobre el sentimiento de orfandad y sobre el fracaso y el hastío existencial, sobre la necesidad, en suma, de hallar algún motivo cuando uno se encuentra en el estancamiento, por pequeño que sea, para seguir adelante.
Rainy Dog es quizás una de las obras más sobrias y compactas dentro de la carrera de Miike. No hay lugar para la hipérbole visual ni para la parafernalia pos-moderna. Sólo un relato acerca de la lucha por la supervivencia de un puñado de personajes que se dejan la piel en los mugrientos callejones de una ciudad que no los quiere, la cual además descarga su ira sobre ellos a través de diluvios que sólo traen connotaciones de mal presagio.
Beatriz MARTINEZ