"Z365" o "Festival todo el año" es la nueva apuesta estratégica del Festival en la que confluyen la búsqueda, el acompañamiento y el desarrollo de nuevos talentos (Ikusmira Berriak, Nest); la formación y la transmisión de conocimientos de cine (Elías Querejeta Zine Eskola, Zinemaldia + Plus, Diálogos de cineastas); y la investigación, la divulgación y el pensamiento cinematográfico (el proyecto Z70, Pensamiento y debate, Investigación y publicaciones).
Lo primero que el espectador se pregunta es si las historias que relata José Luis Valle en Workers ocurrieron de verdad. “Claro que sí”, relata el director. “La historia de Rafael es real, y le sucedió a un amigo de mis padres que trabajaba para una transnacional estadounidense; y la historia de una millonaria que le deja su mega-herencia a un perro ocurrió en Alemania, y el chucho se llamaba Gunter III”. Aunque pareciera que fueran casos genuinamente mexicanos, “ya ven, esas locuras en realidad ocurrieron en el primer mundo”, señala Valle. En Workers, la acción transcurre en Tijuana, su ciudad de adopción durante dos años y en la que rodó y desarrolló su ópera prima, estructurada intencionadamente en dos historias que parecieran excluyentes, pero con puntos muy claros de contacto, explica José Luis Valle: “Lo que conecta a los dos relatos, además de un amor en el pasado, es que son pequeños personajes contra grandes cosas; en este crisol de historias raras cruzadas que es Tijuana, coinciden en ser historias bizarras, raras y espejeadas, de gente que por aquí fue a pasar a Estados Unidos y aquí se quedó, ficcionadas, pero con una base real”.
Contra los clichés que encasillan a la ciudad, José Luis Valle es categórico: “Tal vez no sea la Tijuana real, pero sí es Tijuana tal y como yo la vivo. Claro que existe narcotráfico y violencia, pero pensar que Tijuana es solo eso es muy unidireccional. Yo preferí que todos esos temas gravitaran en torno a la película y que no fueran el asunto central”. Los protagonistas del filme son Doña Lidia y Rafael, este último encarnado por Jesús Padilla, un profesional de la interpretación con más de treinta años de trayectoria en teatro, en cine e incluso en la docencia, que se encontró con el director en el proceso de casting y encajó a la perfección: “Para mí el resultado final de Workers superó todas las expectativas, y fue muy gratificante porque hubo que trabajar y preparar mucho el personaje para no sobreactuarlo y para conseguir un tipo tan callado y quieto como es Rafael”.
Antes de Donostia, la película se ha presentado en la Berlinale –“la alabaron como un alegato anarquista”–, en Brasilia –“la lectura fue muy política, hablaban de David contra Goliat”– y fue galardonada con el Premio al Mejor Largometraje mexicano en el de Guadalajara.
P.Y.