Uruguay,1973. Nueve presos del movimiento guerrillero Tupamaro pasan a ser rehenes del Gobierno y a partir de ahí empieza la historia que Alvaro Brechner quiere contarnos con La noche de 12 años. Lo hace a través de tres de ellos: José Mujica, Mauricio Rosencof y Eleuterio Fernández, interpretados por Antonio de la Torre, Chino Darín y Alfonso Tort.

La película trata la dictadura que sufrió el país durante doce años sin querer adentrarse en los hechos históricos que fueron sucediendo sino en “la esencia del debate existencial sobre la condición humana. Sobre cómo decide afrontar cada individuo situaciones extremas que presenta la vida”, en palabras del director. Brechner llega a San Sebastián con su tercer largometraje tras su paso por el Festival de Venecia, donde el público los recibió con un aplauso de 25 largos minutos tras su proyección. “Fue como un abrazo entre 1.500 personas”, recordó el director. Ha sido una película exigente con sus intérpretes: tuvieron que adelgazar entre 15 y 20 kilos para mostrar la evolución de sus personajes durante los doce años de encarcelamiento: “La dieta fue una puerta de entrada para la meta estética, pero acabó siendo una herramienta de trabajo muy potente porque empezabas a sentir algunas de estas cosas en carne propia”, confesó Chino Darín y añadió que uno mismo podía “empezar a imaginar a qué nivel de locura y trastorno mental podrías llegar”. Durante la entrevista, comentaron que los ánimos y la tolerancia se vieron alterados por las condiciones del rodaje. “Teníamos insatisfecha una necesidad básica, consumíamos menos calorías que las que quemabamos durmiendo”, comentó Darín.

Hicieron referencia también a la ya conocida expresión de “nunca sabes lo fuerte que eres hasta que ser fuerte es la única opción que te queda”, refiriéndose a las barbaries que pasaron los tres rehenes durante nada menos que doce años. Alvaro Brechner explicó que, según les contaron los protagonistas “los que estaban menos ideologizados eran los que más rápido caían”.

Durante el largometraje los protagonistas inician un recorrido por distintos cuarteles de todo el país sometidos a torturas inimaginables con un mensaje claro del Gobierno: “Como no pudimos matarles, vamos a volverles locos”. Pero no lo consiguieron. Los protagonistas tiraron entonces y tiran ahora del humor para no perder la cordura. Antonio de la Torre detalló como les explicaron que “utilizaban el humor como elemento de supervivencia. Cuando nos reuníamos con ellos, no paraban de contar anécdotas sin dejar de reír”. El actor nos explicó que la reacción de Mujica al ver la película le puso los pelos de punta: “Me llamó para decirme que ya había visto la película, que le había removido mucho por dentro y que, probablemente, no podría volver a verla”. Y es que también despierta en el espectador, ajeno a esa cruda realidad, infinidad de sensaciones a la vez.

María Aranda