"Z365" o "Festival todo el año" es la nueva apuesta estratégica del Festival en la que confluyen la búsqueda, el acompañamiento y el desarrollo de nuevos talentos (Ikusmira Berriak, Nest); la formación y la transmisión de conocimientos de cine (Elías Querejeta Zine Eskola, Zinemaldia + Plus, Diálogos de cineastas); y la investigación, la divulgación y el pensamiento cinematográfico (el proyecto Z70, Pensamiento y debate, Investigación y publicaciones).
Aunque en realidad la psicodelia revolucionó los años sesenta para siempre de la mano del ‘Rubber Soul’ de The Beatles, un año antes, en 1965, los grandes grupos de pop ingleses se doctoraron con discos de canciones propias y algunos himnos que condensaban la rabia adolescente, ninguno tan acertado e inmediato como “My Generation” de The Who. Aquella música ruidosa era el envoltorio idóneo del espectacular grupo mod. Y Roger Daltrey, su cantante, hasta las cejas de anfetaminas, escupía una célebre frase (“espero morirme ante de hacerme viejo”) que les ha perseguido todo este tiempo, como el político que incumple su palabra cuando alcanza el poder.
¿La vida de rock star que describió Humphrey Bogart en Llamad a cualquier puerta -“vive rápido, muere joven y deja un bonito cadáver”- se sigue aplicando o estamos ante una máxima desfasada? Pues depende. En el País Vasco, Evaristo Páramos, uno de los máximos exponentes del llamado rock radical vasco, todo un emblema punk, ha acuñado un concepto diametralmente opuesto: vive despacio y muere viejo. Lo hace, claro está, porque es un tipo inteligente que necesita cabalgar con sus propias contradicciones tras haber convertido a los antisistema La Polla Records en un producto altamente rentable. En 2019 el grupo de Salvatierra-Agurain reapareció por sorpresa en una exitosa gira de su 40 aniversario acompañado por otro viejo amigo, El Drogas, líder de Barricada, en pabellones y recintos multitudinarios. En realidad, el mito echó a andar un puñado de años después, en 1985, de la mano de ‘Salve’, una suerte de Never Mind The Bollocks meets London Calling cantado en castellano que ya en los primeros compases de su tema de apertura, “Venganza”, contiene una mención a la dichosa edad: “Voy arrastrándome sin nada que decir / y lo que digo te lo tienes bien sabido / ya no soy joven, soy muy viejo/ ¡ríete de mí que soy tu espejo!” Belako también son vascos, pero pertenecen a otra época. Y a otro mundo. El grupo de Mungia se descolgó de la etiqueta postpunk de sus inicios para flirtear rápidamente con la electrónica y el indie más intenso, una fórmula ideal con la que triunfar en festivales veraniegos y poder captar la atención de una audiencia global.
Belako no son solo carne de Radio 3, que también. Han teloneado a Cristal Fighters y DMA´S (los de la versión de Cher) en el Reino Unido; los periodistas del NME hablan maravillas de sus discos; les han acogido con los brazos abiertos en México; y, ojo, en la última edición del Andoaingo Rock Jaialdia, dirigido a un público maduro y ortodoxo, salieron a hombros gracias a su desparpajo y un show abrumador. Sus temas más oídos en Spotify (“Molly & Pete” y “Sea of Confusion”) pertenecen a su debut de 2013, ‘Eurie’, a pesar de haber sacado otros tres álbumes más, el último de ellos, ‘Plastic Drama’, seguramente el mejor de todos, que quedó sepultado por la pandemia. No deberían tener prisa. Siempre pueden hacer como La Polla -y tantos otros viejos rockeros- y montar una fastuosa gira pasado un tiempo.
Jon Pagola