"Z365" o "Festival todo el año" es la nueva apuesta estratégica del Festival en la que confluyen la búsqueda, el acompañamiento y el desarrollo de nuevos talentos (Ikusmira Berriak, Nest); la formación y la transmisión de conocimientos de cine (Elías Querejeta Zine Eskola, Zinemaldia + Plus, Diálogos de cineastas); y la investigación, la divulgación y el pensamiento cinematográfico (el proyecto Z70, Pensamiento y debate, Investigación y publicaciones).
A la actriz y cantante Natalia Oreiro le ha tocado este año representar en San Sebastián al equipo de la película Francia, una producción argentina que ha dirigido Israel Adrián Caetano.
“Francia es un largometraje muy personal de Adrián”, contó ayer la protagonista, “por muchas cosas, pero en especial porque su hija Milagros es la actriz que interpreta a Mariana, la niña de once años que cuenta la historia”.
Natalia Oreiro estuvo ayer en los Desayunos Horizontes, el encuentro con la prensa y la industria del cine que cada día, a las 11 de la mañana, se realiza en el Club de Prensa del Kursaal, y en el que el periodista Julio Feo entrevista a los directores, productores o intérpretes que acuden a Donostia representando a las películas que compiten por el premio Horizontes Latinos.
“La película cuenta una historia de pareja a través de los ojos de la niña, inmersa en una familia bi funcional: se pone muy feliz porque sus padres vuelven a vivir bajo el mismo techo al quedar los dos sin trabajo. Ellos se separaron antes de que la nena cumpliera un año, pero ella no tiene información y no entiende qué pasó”.
El personaje de Oreiro, que además de actriz también es una popular cantante argentina, es la madre de la niña, Cristina, una empleada de hogar que deja su trabajo por el maltrato que recibe por parte de sus empleadores. La conflictiva relación con su ex marido, la precariedad económica y el alcoholismo cercan a Cristina y envuelven a la niña, que se refugia en sus auriculares. “El drama está en que ellos no pueden pensar en la felicidad próxima porque no pueden ni comer, pero lo que nunca pierden es la dignidad y, aun con hambre y sin dinero, los personajes siguen siendo educados”.
La actriz elogió sin ambages el trabajo del director, no sólo en la preparación de los personajes y la dirección de actores, sino también en el guión y en la elección de los planos, y recordó especialmente su constancia para sacar adelante el proyecto: “Adrián le llama una película clandestina, porque así se hizo, muy discretamente, sin la financiación asegurada, con un equipo talentoso de amigos y mientras él intentaba sacar adelante otros dos proyectos más”.
Pili Yoldi