Su nombre no deja lugar a dudas: ALÍA se crea con vocación de alianza entre empresas pertenecientes al conjunto de la industria audiovisual española. Transcurridos apenas¡ dos meses desde su fundación, la celebración del certamen donostiarra ha permitido idóneamente su presentación en sociedad, ayer en el club de prensa del Kursaal, con la presencia de su gerente Samuel Castro. Tras la proyección de un vídeo con una pequeña pieza audiovisual que contenía algunas de las más exitosas producciones en las que han participado algunas de las empresas asociadas (a nivel tanto nacional como internacional), Castro dirigió un coloquio en el que intervinieron Roberto Sacristán (presidente de ALÍA), Vanessa Ruiz Larrea, Bernard Aragonés y Óscar Pérez Medina, todos ellos en representación de empresas de distintas ramas del sector audiovisual integradas en la alianza.

Tal y como explicó Sacristán, ésta es una idea que venía barajándose hace ya tiempo, pero que especialmente por la llegada de la pandemia y la vulnerabilidad que trajo consigo para la industria audiovisual y el sector cultural en su conjunto, decidió impulsarse decididamente hace cuatro meses. En este breve periodo de tiempo, cuentan ya con más de 40 empresas asociadas, algo que valoran muy satisfactoriamente dada su todavía muy corta andadura, puesto que además abarcan ya una amplia tipología de entidades y representantes de toda la cadena de valor. Su aspiración es llegar a aglutinar con el tiempo a la mayoría de la industria española, desde multinacionales a empresas familiares, puesto que estamos hablando de un sector muy diverso y atomizado.

Unión, colaboración y soporte

El propósito de ALÍA es ante todo aportar conocimiento y convertirse en interlocutores válidos desde la industria con otras asociaciones y con las administraciones públicas. “Esta asociación es unión, colaboración y soporte”, apostilló Ruiz Larrea, quien quiso hacer hincapié en que, si bien en estos tiempos críticos la alianza es especialmente valiosa, también lo era antes y lo seguirá siendo después, puesto que, como añadió Aragonés, “vivimos tiempos de transformación vertiginosa a muchos niveles; a nivel de modelos de consumo, de modelo de negocio, de tecnología, de inversiones, etc. Tenemos talento, pero tenemos que andar juntos”.

Otro de los objetivos planteados es la internacionalización, aprovechando el momento dulce que se vive en este sentido gracias a las plataformas digitales, que permiten que se vea fuera el talento de aquí; un talento no sólo creativo, también técnico. La reivindicación de esta parte técnica de la industria fue puesta en primer plano: según Pérez Medina, “en España hay grandes productores, grandes intérpretes, grandes guionistas, grandes directores…. Pero sin técnicos, lo serían de teatro, no de cine. En España hay grandes técnicos y son fundamentales en la cadena de valor de la industria audiovisual”.

Gonzalo García Chasco