"Z365" o "Festival todo el año" es la nueva apuesta estratégica del Festival en la que confluyen la búsqueda, el acompañamiento y el desarrollo de nuevos talentos (Ikusmira Berriak, Nest); la formación y la transmisión de conocimientos de cine (Elías Querejeta Zine Eskola, Zinemaldia + Plus, Diálogos de cineastas); y la investigación, la divulgación y el pensamiento cinematográfico (el proyecto Z70, Pensamiento y debate, Investigación y publicaciones).
La filmografía de Im Kwon-taek puede tomarse como un recorrido cinematográfico a través de la historia y las tradiciones de Corea del Sur. Pero antes de convertirse en el llamado “padre del cine coreano” y de internacionalizar por primera vez la cinematografía de su país compitiendo en grandes festivales europeos y recibiendo premios por títulos como The Surrogate Woman (Copa Volpi a la mejor actriz para Kang Soo-yeon en Venecia 1987) o Ebrio de mujeres y pintura (premio al mejor director en Cannes 2002), el director ya había desarrollado una larga trayectoria. En poco más de una década tras las cámaras ya había llegado a los cincuenta filmes, construyendo una obra multigenérica y de carácter eminentemente popular, producto del momento de explosión que vivía la industria del cine del país desde finales de los cincuenta. El sistema de cuotas para la importación de títulos extranjeros impuesto por el gobierno provocaba que los estudios se vieran necesitados de una ingente producción de títulos propios para conseguir las licencias, lo que requería de una nueva camada de jóvenes directores y técnicos.
Proveniente de una familia que había sufrido económica y políticamente tras la Guerra de Corea (1950 -1953) por la implicación de su padre con la causa comunista, Im Kwon-taek dejó a su familia en Busán y comenzó a trabajar como chico para todo en la emergente industria del cine en Seúl. Allí se convertiría en discípulo del director Chung Chang-wha, aprendiendo el oficio durante cinco años antes de debutar en la dirección con Farewell Duman River en 1962. Desde aquel momento, se convertiría en uno de los artesanos de la industria, capaz de rodar hasta siete títulos en un solo año sin importar su temática o género.
Este primer film es un fiel reflejo de gran parte del cine producido durante esta época dorada de la industria: la unión de patriotismo, memoria histórica y melodrama, el gran género dominador del momento. Desde la liberación de la ocupación japonesa en 1945, las cuatro décadas bajo el gobierno japonés se convertirían en una de las temáticas favoritas del público, con historias de lucha por la libertad tan heroicas como trágicas. En este caso seguimos los pasos de un grupo de estudiantes decididos a unirse a la rebelión, luchando contra las tropas coloniales convertidos en guerrilleros en las montañas cercanas a la frontera con China que separa el río del título. El guion combina géneros: Toma como base el cine bélico, con una sorprendente escena en su clímax, y añade el melodrama con las situaciones familiares y románticas, y acaba rozando el cine negro y las cintas de espionaje, elementos que el director maneja con buena mano.
En su interesante reparto coral encontramos rostros muy conocidos de la época, destacando el de Moon Jung-suk (musa de otro gran director de la época como Lee Manhee) en un papel secundario pero vital para la trama. Su reparto ayudó, sin duda, al gran éxito de este debut de Im Kwon-taek, la primera de sus 102 películas hasta la fecha.
Víctor Muñoz (CineAsia)