Entre las exposiciones que paralelamente a la programación cinematográfica del Festival de Cine de San Sebastián se pueden disfrutar durante la celebración del certamen, Tabakalera nos acerca con “Pálmason” a la obra, no sólo fílmica, también plástica, de un cineasta muy vinculado al Zinemaldia.
La obra cinematográfica del cineasta islandés Hlynur Pálmason siempre ha demostrado una particular atención por la plasmación de las variaciones que el paso del tiempo ejerce sobre el espacio, el paisaje, los cuerpos o los objetos. Esto es algo patente tanto en su aclamado film Godland, premiado en San Sebastián en 2022 dentro de la sección Zabaltegi-Tabakalera (y que fue lo que motivó la invitación de Tabakalera al cineasta para desarrollar la presente exposición), como en su cortometraje Nest, presentado en la misma sección y el mismo año.
En esta edición comprobaremos que Pàlmason vuelve a ahondar en su particular mirada sobre el registro del tiempo con dos nuevos films: El amor que permanece, en la sección Perlak, y Joan of Arc, en Zabaltegi-Tabakalera.
La exposición de Tabakalera, instalada desde el pasado 27 de junio, y que permanecerá hasta el final de la presente edición, incluye instalaciones audiovisuales que dialogan con otras creaciones del islandés que no nos son tan conocidas, como dibujos, fotografías y esculturas.
Articulada en torno a tres obras, la primera de ellas, Lament for a Horse resultará familiar al público que conozca su película Godland. Plasma con fotografías la desintegración física del cadáver de un caballo a lo largo de varios años, su descomposición y fusión en el paisaje, tal y como ya mostró dotándole de movimiento en la citada película. La obra no sólo focaliza la atención sobre un animal, el caballo, profundamente arraigado en la cultura islandesa (y en la propia vida del creador), también permite documentar la belleza y la radicalidad cambiante de las estaciones en Islandia.
One Winter Series muestra un conjunto de placas metálicas sobre telas expuestas al clima extremo de una llanura islandesa. El pez es la figura predominante: una cortina de peces que parece no acabar y que nos recuerda que los extremos no se excluyen, mientras los agentes naturales, el viento, la nieve, el hielo, y el paso del tiempo, actúan como desencadenantes de la transformación y dejan su huella sobre las superficies.
La tercera de las obras, The Beginning and the End, propone una narración poética rodada con cámaras analógicas y digitales, cuyo resultado es una meditación visual sobre el transcurso de la vida. Al final volvemos al principio: desde la bienvenida a la exposición se nos advierte que los extremos no se oponen, sino que forman parte de un ciclo que incluye la contradicción, como el propio hecho de tratar de registrar o fijar el mundo en movimiento, o ver en lo muerto resonancias de lo vivo.
El ciclo de la vida, la transformación y el deterioro físicos, y la belleza que emerge de procesos naturales son en última instancia el hilo conductor de esta exposición, como también lo viene siendo en su cine. A Pálmason le interesa lo que cambia con el tiempo y el espacio, física y lentamente. Es un anhelo por comprender la realidad, por la textura del mundo, que exige un tiempo dilatado dedicado a observar, a escuchar, a registrar.
Gonzalo García Chasco