Con el propósito de establecer vínculos entre festivales del colectivo LGBTIAQ+, hace ya once años que se viene celebrando en el Zinemaldia el Encuentro de Festivales LGBTIQA+ Iberoamericanos, iniciativa que se lleva a cabo en colaboración con Gehitu, Asociación de Gais, Lesbianas, Trans, Bisexuales e Intersexuales del País Vasco, colectivo implicado con el certamen desde el año 2000, cuando creó y comenzó a entregar el premio Sebastiane.
Con una cada vez más nutrida afluencia de directores y programadores de festivales LGBTIAQ+ (los veintitrés participantes de este año suponen un nuevo récord), ayer se volvieron a convocar en San Telmo para la celebración de una jornada que incluía distintos debates, mesas redondas y talleres a lo largo de todo el día.
Como parte de las Conversaciones que Pensamiento y Debate (el área transversal del Zinemaldia dedicada a la reflexión en torno a la creación y la industria cinematográfica) celebra en colaboración con el departamento de Industria, la jornada arrancó con la propuesta “Sello LGBTIAQ+. Distribución e internacionalización de películas LGBTIAQ+ Latinoamericanas”, que contó con la presencia del productor brasileño Sandro Fiorin (FiGa Films), el cineasta chileno Ignacio Juricic, y a la directora de marketing y comunicación de Filmin, Pilar Toro, en una conversación moderada por el programador y gestor cultural Jorge Bañó.
La iniciativa del sello LGBTIAQ+ nace con el propósito de potenciar la distribución e internacionalización del cine que se hace en América Latina con temáticas relacionadas, pero invita también a un debate conceptual y estratégico como el ayer celebrado. Para Pilar Toro este sello es algo necesario, porque favorece poner a disposición del público “un catálogo que muchas personas echamos de menos hace muchos años para entender nuestra propia realidad, pero también valioso para el conjunto del público”. Y por eso matizó: “Mantengamos este sello para podernos encontrarnos y podernos ver, pero sin convertirlo en un gueto. Que sirva para que nuestras realidades y ficciones trascienda a otras personas”. Alertó asimismo en estos tiempos en los que vuelve a crecer la intolerancia y la exclusión: “Hay una parte de la sociedad que nos quiere quitar lo conquistado. Por eso hay que asegurar que las narrativas sigan ahí, porque la gente las va a volver a necesitar”.
Juricic también apuntaba al sentido práctico del sello, pero introdujo la importancia de un debate añadido: tratar de delimitar a qué nos referimos con la etiqueta LGBTIAQ+, porque no deja de ser algo complejo: “¿Es LGBTIAQ+ porque hay un equipo LGBTIAQ+? ¿Porque hay personajes LGBTIAQ+? ¿Porque el tema nos alude?”, se preguntaba. “En este tema entran también preguntas relacionadas con el propio cine”. La importancia de la calidad cinematográfica, más allá de la etiqueta, fue reivindicada por Fiorin, admitiendo el valor de hacer visibilizar y expresar la sensibilidad propia del colectivo.
A lo largo del resto de la jornada se celebraron también otros debates, como el relativo a los retos globales de los Festivales LGBTIAQ+ a día de hoy (con la presencia de representantes de los Ministerios de Cultura y de Igualdad del Gobierno de España), o la presentación por parte de José Miguel Beltrán, director del Festival de DDHH de Donostia, acerca de las posibilidades de colaboración entre estos festivales LGBTIAQ+ y los festivales de Derechos Humanos.
Gonzalo García Chasco