"Z365" o "Festival todo el año" es la nueva apuesta estratégica del Festival en la que confluyen la búsqueda, el acompañamiento y el desarrollo de nuevos talentos (Ikusmira Berriak, Nest); la formación y la transmisión de conocimientos de cine (Elías Querejeta Zine Eskola, Zinemaldia + Plus, Diálogos de cineastas); y la investigación, la divulgación y el pensamiento cinematográfico (el proyecto Z70, Pensamiento y debate, Investigación y publicaciones).
“Mi parte favorita de esta experiencia como jurado es que puedo pasarme una semana entera hablando de cine sin resultar cansina”, bromea la directora Laura Carreira, integrante del Jurado Oficial de esta edición del Festival. Carreira reconoce que habla tanto de cine a sus amigos que muchas veces termina aburriéndoles. Aquí, en cambio, puede hacerlo tanto como quiera porque, de hecho, ese es uno de los principales quehaceres de un jurado: “hablar y debatir sobre cine”.
La joven portuguesa afincada en Escocia presentó el año pasado su primer largometraje, On Falling. Su trabajo fue una de las grandes revelaciones de la edición y el jurado la consideró merecedora del premio a la mejor dirección. Se suele decir que los premios cambian la vida de las personas y, en este caso, Carreira da fe de ello. Su éxito en el Festival del año pasado le ha ayudado a “afrontar su segundo proyecto con más energía y con la convicción de que tiene que hacer las películas como ella quiere y las siente”.
En cierta manera, ese éxito también le ha permitido disfrutar del Festival por segundo año consecutivo. “Me encanta venir porque aquí siento que estoy entre los míos”. Para Carreira, uno de los mayores atractivos de un certamen como este es la posibilidad de experimentar el cine de forma colectiva: “Me encanta estar en una sala rodeada de otras personas, escuchar sus risas, sus suspiros y ver cómo se involucran en las películas”. Por ello, la cineasta lamenta que el auge de las plataformas haya provocado que mucha gente deje de ir a las salas.
Carreira recuerda la primera vez que sus padres le regalaron una pequeña cámara en Andorra. Aunque rodar una película era uno de sus sueños desde niña, la cineasta reconoce que sacar adelante su ópera prima no fue precisamente un camino de rosas. Define las primeras fases incluso como aterradoras. Pensaba constantemente que su primer largometraje iba a determinar si haría un segundo. “Y como yo no me imagino mi vida sin el cine, pasé mucho miedo”, admite.
Sin embargo, pronto descubrió que el cine es un medio colaborativo y eso le ayudó a gestionar la presión. Carreira opina que “en un rodaje es importante mostrar tus debilidades y que si tienes dificultades está bien pedir ayuda”. Ese aprendizaje le permitió disfrutar más de la experiencia. A partir de ese momento, Carreira procuró que el set fuera horizontal porque ella “no lo sabe todo y es bueno ser consciente de ello”.
De todos modos, según cuenta, la parte que más disfrutó fue la edición. “Es ahí donde realmente se hace la película y me encanta”. La escritura, en cambio, le resulta la fase más complicada y desafiante, con el hándicap añadido de que es un trabajo muy solitario.
A Carreira le gusta trabajar con la gente, aunque reconoce que no siempre es fácil porque cada persona responde de manera distinta a las indicaciones. “Suelen preguntarme cuál es mi método para trabajar con actores, pero no puedo tener un método fijo porque cada intérprete es diferente”, explica.
Iker Bergara Etxegarai