"Z365" o "Festival todo el año" es la nueva apuesta estratégica del Festival en la que confluyen la búsqueda, el acompañamiento y el desarrollo de nuevos talentos (Ikusmira Berriak, Nest); la formación y la transmisión de conocimientos de cine (Elías Querejeta Zine Eskola, Zinemaldia + Plus, Diálogos de cineastas); y la investigación, la divulgación y el pensamiento cinematográfico (el proyecto Z70, Pensamiento y debate, Investigación y publicaciones).
Es imposible pensar en la carrera de Jennifer Lawrence sin detenerse en su relación profesional con David O. Russell. Con él ha rodado tres películas, por las tres ha sido nominada al Oscar, y con una de ellas ganó su primera estatuilla con veintidós años. Esto último sucedió la primera vez que se puso a sus órdenes, por su interpretación en la comedia dramática El lado bueno de las cosas (2013). Russell es un cineasta que siempre ha generado cierta controversia. No porque sus películas sean controvertidas, sino porque hubo un tiempo en el que se convirtió en uno de los directores favoritos de Hollywood y muchos pensaron que no era para tanto. Las consecutivas The Fighter, El lado bueno de las cosas y La gran estafa americana recibieron numerosas nominaciones a los Oscar y no todo el mundo creyó que eso le convirtiera en uno de los grandes cineastas americanos. A día de hoy, sigue dividiendo. Sin embargo, es unánime la percepción de que el trabajo de Lawrence en algunas de sus películas más populares es magnífico. Sería injusto considerar que el mérito es exclusivo de la actriz. Russell pensó en ella para encarnar a tres personajes femeninos con personalidad, escritos con profundidad y matices. La joven con trastorno bipolar de El lado bueno de las cosas, la esposa independiente y subversiva de un timador en La gran estafa americana y una vendedora de teletienda en Joy. El director de Extrañas coincidencias dio también a Lawrence la oportunidad de probar registros muy distintos –y de brillar en todos, demostrando su versatilidad– en un corto periodo de tiempo, y tal vez sea el cineasta que más partido ha sacado a su vis cómica. El resto, que es mucho, obviamente lo puso ella. Lawrence está espléndida en todas sus películas con Russell. Son personajes muy distintos, pero en todos está su contundente presencia, su magnetismo, su capacidad para encontrarle la ternura al gesto más hostil. También su voz rota, única, y esa vulnerabilidad digna y elegante que la acerca no pocas veces a Gena Rowlands.
Desirée de Fez