"Z365" o "Festival todo el año" es la nueva apuesta estratégica del Festival en la que confluyen la búsqueda, el acompañamiento y el desarrollo de nuevos talentos (Ikusmira Berriak, Nest); la formación y la transmisión de conocimientos de cine (Elías Querejeta Zine Eskola, Zinemaldia + Plus, Diálogos de cineastas); y la investigación, la divulgación y el pensamiento cinematográfico (el proyecto Z70, Pensamiento y debate, Investigación y publicaciones).
Dice el director húngaro György Pálfi que venir a San Sebastián en el año 2002 presentando Hukkle en New Directors fue como perder la virginidad, porque era su primera película y la primera vez que acudía a un festival de cine. Por tanto, su vínculo emocional con el Zinemaldia es grande, más todavía cuando en 2020 el proyecto de Hen fue seleccionado para el Foro de Coproducción. Ahora, después de seis años de trabajo, llega a Zabaltegi-Tabakalera este film que tiene como protagonista una gallina que huye de una granja de pollos y se refugia en un restaurante, pero que nos habla de cuestiones muy humanas.
¿Por qué una gallina como protagonista?
Lo primero, evaluando mis posibilidades. En mi país no puedo hacer películas porque el gobierno húngaro no apoya el cine. Y yo no conozco las idiosincrasias particulares de otros países. Así que si quería seguir contando historias necesitaba personajes que yo sí conociera y que tuvieran impacto universal. Todo el mundo conoce a las gallinas y los pollos; son un animal muy importante para las personas en todo el mundo, y me parecía interesante aportar un punto de vista animal para poder realmente hablar de cuestiones humanas importantes.
Ha tenido que ser un gran desafío técnico una película que combina animales, personas, localizaciones reales, alguna imagen digital…
El mayor reto fue entrenar a las gallinas. Con un perro puede ser fácil, pero realmente no sabíamos qué pueden hacer las gallinas. Contamos con un adiestrador muy bueno. Nos demostró que las gallinas son animales inteligentes pero con muy poca memoria. Y muy fáciles de motivar: básicamente se dedican a buscar comida. Eso sí, necesitamos preparar muy a fondo las localizaciones para poder trabajar con ellas y utilizar CGI puntualmente.
Usar animales como personajes aporta humor a la narración, muy patente en la primera parte de la película, pero de repente, con la llegada de los migrantes a la costa y su terrible muerte, cambia totalmente el tono.
Sí, ese fue el reto y mi mayor interés: equilibrar y cruzar ambas cuestiones. La parte animal, una comedia que camina hacia un desenlace feliz, y la parte humana marcada por la tragedia y que nos habla de grandes cuestiones morales.
Como ha dicho antes, la película habla en realidad de lo humano y tiene un fuerte trasfondo de crítica política y social. Es significativa la frase del dueño del restaurante cuando da de comer pollo a la gallina y dice: se comen los unos a los otros.
Sí, pero en realidad la gallina no tiene una moral que le impida comer carne de pollo cocinada. Por el contrario, el humano sí tiene moral, y a pesar de ello, el humano se come al humano, metafóricamente hablando. ¿Por qué nos matamos entre nosotros?
Ha rodado en Grecia, que le venía muy bien por la cuestión de los migrantes, ¿pero se puede hacer alguna lectura respecto a su país, Hungría?
Automáticamente. Porque hablamos de problemas sociales, de migración, de autoridad, de jerarquías de poder, de supervivencia, de racismo… Y con nuestro gobierno tenemos un grave problema en todas esas cuestiones.
Gonzalo Garcia Chasco