Elsa Fernández-Santos tiene una larga y estrecha relación con el cine, pero al otro lado de la pantalla. Es periodista cultural del diario “El País” desde 1993 y actualmente ejerce la crítica de cine. Ahora, se estrena como jurado en el Festival de San Sebastián, dentro de la sección New Directors. Hablamos con ella sobre su experiencia, su manera de enfrentarse a las películas y lo que busca en un nuevo cineasta.
¿Cómo es ser jurado del Festival de San Sebastián?
Me parece una experiencia muy interesante porque te obliga a debatir sobre cine, y eso siempre es apasionante. Todo lo que propicie una conversación sobre las películas suma, incluso —y a veces más aún— cuando se está en desacuerdo. Es ahí donde aparecen otras miradas, otras formas de entender y evaluar el cine. Para alguien que escribe sobre ello, es una experiencia muy valiosa.
¿Preparó las películas antes de verlas o prefirió llegar sin información?
He venido bastante virgen. Leí la ficha básica, pero evité profundizar más porque creo que es mejor llegar con la mente limpia. Cuanta menos información externa tienes, más puedes dejar que la película hable por sí sola.
¿Cómo es el día a día como jurado?
Ver películas y reposarlas. Y sí, hay tiempo para ello. Como crítica, estoy acostumbrada a emitir juicios con rapidez, casi al salir del cine. Aquí es diferente: puedes dejar que las películas reposen, y eso cambia la perspectiva. A veces no recuerdas todo, pero lo que permanece es lo que realmente importa.
La sección New Directors se centra precisamente en descubrir las nuevas voces del cine. ¿Qué busca usted en un nuevo director?
Una mirada nueva. Lo que espero de un nuevo director es que me muestre el mundo de una manera distinta, alguien que mira la realidad de otra manera, que me abra una puerta a otro sitio.
¿Ha detectado alguna coincidencia temática entre las películas seleccionadas este año?
Sí, nos ha llamado la atención una especie de lugar común: muchas historias de coming-of-age, protagonizadas por niños o adolescentes en momentos clave de sus vidas. Películas que muestran el descubrimiento de la realidad desde la infancia o la adolescencia.
Usted ganó en 2015 el premio Paco Rabal por su artículo “La revancha de los secundarios”. ¿Cómo ha visto a los secundarios en esta sección?
No puedo hablar en detalle porque implicaría mencionar películas concretas. Pero, en general, los personajes secundarios me parecen fundamentales. No es fácil construirlos bien, y muchas veces se reducen a brochazos. Echo en falta a esos actores de carácter que antes abundaban más. Cuando están bien definidos, aportan muchísimo al conjunto.
Hablando del conjunto, ¿qué considera esencial en una película?
El equilibrio. Puedes tener una gran fotografía o interpretaciones brillantes, pero si no hay una mirada, una coherencia narrativa, la película no funciona. Lo que habla realmente es la película en su conjunto. Una película es un viaje y tiene que estar completo.
Este otoño publica “Última sesión”, un libro sobre salas de cine desaparecidas. ¿Qué encontrará el lector?
Es un libro de fotografías de Javier Campano sobre salas de cine que ya no existen, sobre todo en Madrid, pero también en otras ciudades del mundo. No es un libro nostálgico, sino un acto de memoria y homenaje. Juan Antonio Bayona, Juan Cabestany y yo escribimos sobre nuestra relación con esas salas, sobre esa experiencia colectiva del cine que formó parte de nuestras vidas.
Iratxe Martínez