"Z365" o "Festival todo el año" es la nueva apuesta estratégica del Festival en la que confluyen la búsqueda, el acompañamiento y el desarrollo de nuevos talentos (Ikusmira Berriak, Nest); la formación y la transmisión de conocimientos de cine (Elías Querejeta Zine Eskola, Zinemaldia + Plus, Diálogos de cineastas); y la investigación, la divulgación y el pensamiento cinematográfico (el proyecto Z70, Pensamiento y debate, Investigación y publicaciones).
El Aquarium donostiarra sirvió de escenario ayer para la lectura y entrega de premios de la tercera edición del concurso Eusko Label, organizado por el Festival y el Gobierno Vasco a través de la fundación HAZI. Ocho cortos de breve duración sobre el producto de proximidad, la sostenibilidad y el cuidado del medio ambiente competían en una edición marcada por la variedad de tramas y estilos. Hatsa, realizado por Josu Ozaita Aspiroz, ha obtenido el primer premio, dotado con 6.000 euros. Gatz harana (Valle salado), el segundo, con dotación económica de 4.000 euros.
Hatsa toma como punto de partida el carbón para realizar una reflexión sobre las formas de vida de nuestros antepasados, mientras que Gatz harana muestra el proceso que sigue la sal desde su elaboración artesanal hasta su variado consumo. Ambos cortos, junto a los seis restantes seleccionados (Lágrimas de Patxi, En el baserri, Nautilus, Zura eta itsasoa, Nací de leche para ser queso y Amona), así como los cinco encargados expresamente por el Zinemaldia a directores ya consagrados y con una mayor trayectoria (Tu piel, Anna, Zaindariak, Mahasti artean y Mater), fueron proyectados en la sesión del Aquarium. Como película invitada se presentó en la edición de este año el corto Marciano García, de Luis Arrojo, ganador de los premios del público y de interpretación en la última edición de Luces Cameros Acción, certamen riojano de cortometrajes que se lleva celebrando desde 2016.
El jurado presidido por el chef Pedro Subijana y completado con Raimundo Ruiz de Escudero (director de HAZI) y Karmele Pikabea (gerente de la cooperativa Euskaber) ha destacado en el interés general de los films a concurso el valor de estas dos micro-piezas en las que productos concretos y necesarios como la sal y el carbón articulan los requeridos discursos sobre la sostenibilidad cuando el siglo XXI está a punto de superar su primer cuarto de existencia. Pero los problemas en la agricultura, la pesca, la ganadería o el cultivo de la tierra no cesan. Son películas cortas para concienciar y, al mismo tiempo, planteadas y rodadas en absoluta libertad. El conciso minutaje es también un acicate, un desafío: ¿cómo mostrar en tan poco tiempo el proceso natural en la elaboración y distribución de la sal o la nueva vida que alcanza la madera en la carbonera? El diseño del concurso Eusko Label permite que cineastas nóveles, algunos sin demasiada experiencia, y otros contrastados, caso de Koldo Almandoz, Ion de Sosa, Xabier Gutierrez, Lara Izagirre Garizurieta y Lur Olaizola Lizarralde, los elegidos este año por el Festival, puedan trabajar en el mismo tipo de formato y metraje, con sus limitaciones, pero a la vez sin restricciones, para poner en valor el lenguaje audiovisual como apoyo, documento, expresión y reivindicación de aquellas temáticas que preocupan, están en boca de todos y siguen sin resolverse.
Quim Casas