"Z365" o "Festival todo el año" es la nueva apuesta estratégica del Festival en la que confluyen la búsqueda, el acompañamiento y el desarrollo de nuevos talentos (Ikusmira Berriak, Nest); la formación y la transmisión de conocimientos de cine (Elías Querejeta Zine Eskola, Zinemaldia + Plus, Diálogos de cineastas); y la investigación, la divulgación y el pensamiento cinematográfico (el proyecto Z70, Pensamiento y debate, Investigación y publicaciones).
En Bad Apples (Jonatan Etzler), Danny se comporta violentamente: destruye el mobiliario del colegio, insulta a la maestra Maria, le rompe el brazo a una compañera. En Blue Heron (Sophy Romvari), Jeremy, el hijo mayor de una pareja húngara que emigra a Vancouver, actúa inquietantemente: desaparece, le roba al padre, finge que está muerto. Dos películas que en el centro tienen personajes con quienes la convivencia es demandante. Ambas proponen, sin embargo, formas radicalmente opuestas de habitar con ellos.
En la primera, Etzler opta por interacciones exacerbadas. La bondadosa maestra que busca transmitir el amor por la poesía encierra (¿accidentalmente?) a Danny en una habitación de su casa. La desaparición del estudiante provoca una reacción en cadena que difumina la moralidad: la candidez es perversa; la crueldad, enternecedora. En la segunda, Romvary muestra la amorosa inquietud de unos padres que no saben qué hacer, vista desde la perspectiva de Sasha, la hija menor. Más allá de la narrativa, la diferencia más profunda entre ambas radica en su forma de filmar. El británico roza la abyección por momentos. Basta pensar en el plano cenital que muestra a la alumna Pauline tirada en el suelo o en los contrapicados a Maria, ya subdirectora del colegio, en clara imaginería autoritaria. La canadiense observa compasivamente. Con una distancia justa, evita que la familia sea juzgada por la crisis que atraviesan. La dignidad radica en colocar la cámara piadosamente frente al otro.
José Emilio González