"Z365" o "Festival todo el año" es la nueva apuesta estratégica del Festival en la que confluyen la búsqueda, el acompañamiento y el desarrollo de nuevos talentos (Ikusmira Berriak, Nest); la formación y la transmisión de conocimientos de cine (Elías Querejeta Zine Eskola, Zinemaldia + Plus, Diálogos de cineastas); y la investigación, la divulgación y el pensamiento cinematográfico (el proyecto Z70, Pensamiento y debate, Investigación y publicaciones).
Las gotas de pintura caen. Un pincel revuelve la mezcla. Estamos ante el diseño colorido de las guardas de un libro. Bariazioak, el cortometraje de la cineasta donostiarra Lur Olaizola que estrena en Zabaltegi-Tabakalera, abre en el interior de un objeto y después se desplaza al espacio donde se produjo: un taller de encuadernación. Ahí, Maite se reúne con un grupo a recibir clases en el taller de Alicia. Esta actividad es, también, una forma de transitar el duelo por la muerte de su padre. “El gesto de encuadernar un libro”, piensa Olaizola, “hace que la vida del libro pueda alargarse y, como es un corto que aborda el duelo, tenía sentido que mostrara ese acto como un gesto de prolongación de la vida”.
Mientras cosen las páginas, los personajes hacen del taller un punto de reunión que torna el duelo en algo menos solitario. “Una de las cosas que a mí me ha pasado con mi propio duelo es que es muy difícil de transmitir con las palabras. Me es difícil compartir como estoy yo con otras personas,” se sincera la cineasta. Tras irse conociendo, Alicia le comparte a Maite cómo conoció a Mónica, su pareja, quien también falleció. La interacción se muestra en un largo plano de las dos mujeres conversando frente a la ventana. Ahora están menos solas. Ahí, comenta Olaizola, “hay esa complicidad de que ambas comparten una misma emoción”.
Donde las palabras no pueden comunicar, entra la música. Maite se tranquiliza escuchando las “Variaciones Goldberg” de Bach. “Es una decisión muy personal”, declara la cineasta. “Es una pieza musical que siempre me ha transmitido la tranquilidad que siente la protagonista del corto”. El título, entonces, hace que la película sea toda una búsqueda de remanso.
En tan sólo diecisiete minutos, Bariazioak despliega, con naturalidad, el bagaje cinéfilo de Lur Olaizola. Cuando Alicia le pregunta a Maite qué nombre le pondría a un grupo musical, si tuviera uno, responde que Wanda, como la protagonista de la película de Barbara Loden. “Es una película muy importante para mí. La primera vez que la vi me descolocó mucho” cuenta la cineasta. La protagonista me puso muy nerviosa. Me enfadó, de alguna manera. Cuando la volví a ver, me di cuenta que es una mujer que rome con los cánones preestablecidos. El hecho de no entender es uno de los valores que tiene la película”.
Hacia el final del corto, el reflejo del rostro de un señor se sobrepone con el suéter de Maite, mismo suéter que pertenecía a su padre. Otra vez la cinefilia. “Estos reflejos vienen, claro, de Paris, Texas de Wim Wenders”, menciona Olaizola. En el terreno personal, relata, “cuando murió mi padre, al menos los primeros meses, yo creía constantemente que lo veía”. La escena es una forma en la que vemos a quien ya no está en nosotros y en los otros: el efímero triunfo del cine contra la muerte.
José Emilio González