"Z365" o "Festival todo el año" es la nueva apuesta estratégica del Festival en la que confluyen la búsqueda, el acompañamiento y el desarrollo de nuevos talentos (Ikusmira Berriak, Nest); la formación y la transmisión de conocimientos de cine (Elías Querejeta Zine Eskola, Zinemaldia + Plus, Diálogos de cineastas); y la investigación, la divulgación y el pensamiento cinematográfico (el proyecto Z70, Pensamiento y debate, Investigación y publicaciones).
En 1996, Taiwán celebró sus primeras elecciones democráticas, marcando un hito en su historia y generando un profundo cambio en el imaginario colectivo del país. En ese contexto de transición política, social y emocional sitúa Tsao ShihHan (Kaohsiung, Taiwan. 1981) su ópera prima, Nan fang shi guang / Before the Bright Day, que compite en la sección New Directors del Festival de San Sebastián. El film, que narra el viaje interior de un adolescente en plena efervescencia vital, evoca los recuerdos personales del director, que tenía quince años durante aquel periodo histórico de incertidumbre, promesas y silencios.
En esta ópera prima del cineasta taiwanés, Chou, un adolescente sensible que anhela ser independiente, se enfrenta a dificultades cuando la crisis del Estrecho de Taiwán de 1996 golpea la economía de su familia y empeora las tensiones en casa. Chou trabaja en secreto en una sala de billar, donde establece un vínculo con Button, el líder de una pandilla. La vida de Chou está llena de conflictos internos y externos, y a partir de ellos el espectador se adentra en el cambio social de Taiwán y el cambio vital del protagonista. Es un retrato íntimo del paso de la infancia a la juventud, pero también del despertar político de una generación que, por primera vez, se asomaba a la posibilidad de construir su propio futuro. “Todos tenemos algún momento en la vida que nos marca. En mi caso, fueron aquellos años del 95 y 96”, recuerda el cineasta. “Eran las primeras elecciones democráticas en Taiwán y todos los adultos estaban expectantes. Yo tenía quince años y no entendía por qué los adultos tenían tanto miedo”.
Este cambio histórico marcó hasta tal punto al director que reconoce que un 80% de la película son experiencias personales. De hecho, el film también está marcado por una herida íntima: la relación con su padre, que falleció antes de que la película se completara. “Él siempre estuvo en contra de que hiciera cine”, cuenta el cineasta. “Terminar Before the Bright Day es, en ese sentido, un homenaje a él. Es como decirle: lo he conseguido”.
El largometraje está rodado con una delicadeza que logra transmitir la belleza de un tiempo perdido sin caer en la nostalgia. Es una ventana al pasado y, al mismo tiempo, una crónica generacional. Para trabajar este viaje temporal con los actores, especialmente con el joven protagonista, Tsao Shih-Han quiso que los intérpretes vivieran tal y como se vivía en aquellos años, por lo que, durante el tiempo que duró el rodaje, estuvieron sin teléfonos móviles. “Queríamos que entendieran cómo era la vida en los ochenta y noventa, cuando no había internet. Que sintieran la ansiedad, la soledad o la ilusión de esos momentos”.
Los espectadores del Zinemaldia tienen hoy la última oportunidad para ver esta película atravesada por la melancolía, pero también por la esperanza. “En realidad, la película trata sobre emociones humanas universales: el deseo de ser libre, de ser escuchado, de crecer”, afirma. “Si no podemos contar historias así, significa que la humanidad va hacia atrás”.
I. M.