"Z365" o "Festival todo el año" es la nueva apuesta estratégica del Festival en la que confluyen la búsqueda, el acompañamiento y el desarrollo de nuevos talentos (Ikusmira Berriak, Nest); la formación y la transmisión de conocimientos de cine (Elías Querejeta Zine Eskola, Zinemaldia + Plus, Diálogos de cineastas); y la investigación, la divulgación y el pensamiento cinematográfico (el proyecto Z70, Pensamiento y debate, Investigación y publicaciones).
La buena hermana, primer largometraje de la alemana Sarah Miro Fischer, obtuvo en 2024 el Premio de la Industria WIP Europa en San Sebastián para films en posproducción. Tras su estreno mundial en el pasado Festival de Berlín vuelve a nuestra ciudad en versión definitiva dentro de la sección Zabaltegi-Tabakalera. Miro Fischer elige un tema especialmente delicado como es el de las denuncias por agresión sexual y las dificultades que sufren las mujeres víctimas de ella para denunciar y ser creídas, pero desde una perspectiva diferente: el de las personas allegadas al agresor y el fuerte conflicto que supone para ellas tener que elegir entre el afecto a la persona querida y la verdad.
“Es muy bueno que cada vez se hable más de la cuestión de la violencia de género y se dé espacio a las voces de las mujeres víctimas, pero sería interesante dar un paso más allá. Es demasiado cómodo considerar a los agresores como monstruos y colocarlos en una esquina alejada. Pero la cosa cambia cuando ese agresor es una persona cercana”, explicaba la directora.
Es por ello que ella decide situar el foco en una persona que no es la víctima ni el agresor. “He hablado con mucha gente sobre esto, y todos los que hablan dicen: ¿y qué puedo hacer yo? En todos los conflictos, cuando no te sientes directamente afectado, sientes que no tienes poder para cambiar nada. Pero yo creo que, aunque no seas parte de un conflicto, es muy importante que asumamos nuestra responsabilidad para producir cambios. Quiero que el espectador se cuestione qué puede hacer respecto a la violencia sexual”.
La directora alemana consigue que nos pongamos en el lugar de la protagonista y nos preguntemos qué haríamos si nos sucediera una situación tan dura como la que ella sufre. De hecho, la propia cineasta se lo preguntaba a sí misma y no tenía decidido inicialmente qué resolución darle al film y cuál sería la decisión del personaje. “Hasta muy tarde escribiendo no me di cuenta que yo misma tenía que tomar una decisión. Tomar partido. No quedaba más remedio”.
En una historia de este tipo, con un conflicto interno individual y moral tan marcado, el trabajo de la actriz protagonista es fundamental. Para ser capaz de visibilizar lo que buscaba, siendo muy conscientes ella y su coguionista de que se trataba de un proceso interno, pensaron en escenas en los que ese conflicto se pudiera externalizar, “y luego con Marie (Bloching), que es una actriz maravillosa y muy intuitiva, estuvimos trabajando durante dos semanas antes del rodaje en improvisaciones con el actor que interpreta a su hermano, sobre todo alrededor de la relación de los hermanos, y trabajando mucho el lenguaje corporal, que para mí es fundamental”.
G.G.C.