Dashiell Hammett (1894-1961) fue amante de Lillian Hellman y, como ella, militante de la izquierda estadounidense. Jugó en el universo hellmaniano un papel fundamental, reconocido por la misma autora, aunque en un texto publicado años después de la muerte del novelista, Hellman recordaba como Hammett le dijo que “no me molestara en escribir su biografía, porque resultaría ser la historia de Lillian Hellman con alguna referencia ocasional a un amigo llamado Hammett”. Pero además de todo ello, que no es poco en cuanto a la retrospectiva que hoy concluye sobre la autora de La loba, Hammett creó, en sus relatos para la revista “Black Mask” y en sus novelas, los cimientos de la literatura hardboiled.
Su relación con el cine resultó más estrecha que la de algunos de sus contemporáneos en el Hollywood de los treinta y cuarenta, la década del pre-noir y el decenio de consolidación del cine negro. Su obra más célebre, “El halcón maltés” (1930), conoció dos lecturas fieles y dos versiones apócrifas. El halcón maltés (Roy del Ruth, 1931) pertenece a la época de esbozo del noir, mientras que la adaptación de 1941 con dirección de John Huston e interpretación de Humphrey Bogart, como el duro y cínico detective Sam Spade, representa el nacimiento del film noir clásico. Satan Meet a Lady (William Dieterle, 1936) es una lectura cómica en la que la codiciada estatuilla que da título a la obra es sustituida por un cuerno de carnero, mientras que El halcón negro (David Giler, 1975) presenta las andanzas paródicas del hijo de Sam Spade, encarnado por George Segal.
Hammett aceptó escribir la adaptación al cine de una de las piezas teatrales de Hellman, “Watch on the Rhine”. Una de sus novelas negras de signo más político, “La llave de cristal” (1931), sobre la alianza entre un mafioso y un político reformista, tuvo también dos versiones al cine, la de Frank Tuttle en 1935 y la de Stuart Heisler rodada en 1942 con una de las grandes parejas del género, la formada por Veronica Lake y Alan Ladd. “La maldición de los Dain” (1929), en la que el agente de la Continental de San Francisco resuelve el robo de unos diamantes, sería llevada al formato de miniserie televisiva en 1978 con James Coburn. Muerte entre las flores (1990) mezcla argumentos hammettianos al gusto posmodernista de los hermanos Coen. La reciente serie Monsieur Spade (2024) presenta a un maduro Spade (Clive Owen) que se ha retirado a vivir en el sur de Francia.
También hizo una aportación al cómic policiaco, “Agente secreto X-9”, creado en formato de tira diaria en los periódicos en 1934 con el formidable dibujante Alex Raymond, y adaptadado al cine en dos seriales de 1937 y 1945. También fue requerido en los dibujos animados. El corto ¿Tienes algún castillo? (1938), perteneciente a la serie Merrie Melodies, es una deliciosa caricatura literaria en formato musical en la que aparecen los protagonistas de “Mujercitas”, “Los tres mosqueteros”, “Frankenstein”, “Rip van Winkle”, “Robinson Crusoe” y el hombre delgado del libro homónimo de Hammett.
Esta es otra de sus creaciones clave, la pareja formada por el detective Nick Charles y su esposa Nora, de vida sofisticada, de fiesta en fiesta, de Martini en Martini. Son los protagonistas de la novela “El hombre delgado” (1933), que daría pie a una serie de películas aún más glamurosas iniciada con La cena de los acusados (1934) e interpretadas por William Powell y Myrna Loy. Dick y Nora serían parodiados por David Niven y Maggie Smith en Un cadáver a los postres (Robert Moore, 1976): se llaman igual, pero se apellidan Charleston, en recuerdo de la era de la fiesta y el champán de Scott Fitzgerald.
Una obra maestra más, “Cosecha roja”, publicada en 1929, acabaría convirtiéndose en un filón argumental sin límite alguno, ya que su trama sería fuente de inspiración, adaptación, recreación y mutación en Yojimbo, Por un puñado de dólares, Cuenta saldada, La ciudad maldita, Ojo por ojo y El último hombre: ahí es nada, un film de samuráis, dos euro-western, un poliziesco, una saga vikinga y un neo-noir alumbrados por la crudeza argumental de Hammett.
De rostro duro, pelo canoso, alto y delgado como el hombre de su novela, Hammet sería interpretado en Julia (1977) por Jason Robards, actor que ya había protagonizado en 1960 la obra teatral “Toys in the Attic”. Después lo incorporaría Frederic Forrest en El hombre de Chinatown (1982), fallido pero agradable film de Wim Wenders que muestra a Hammett como lo que fue antes de convertirse en escritor: un detective que trabajó en la agencia Pinkerton. Es una ficción, no un biopic. Finalmente, el actor, novelista, músico y dramaturgo Sam Shepard lo encarnó en Dash and Lilly (Kathy Bates, 1991), film, este si, de carácter biográfico en torno a las relaciones de Hammett y Hellman.
Quim Casas