“José Luis llevaba muchos años ofreciéndome ser jurado del Festival y siempre me hacía mucha ilusión. Sin embargo, constantemente había un rodaje o algún compromiso en mi agenda que me lo impedía. Incluso el año pasado, cuando parecía que por fin se iba a dar, se le adelantó su amigo Thierry Frémaux y terminé siendo jurado en Cannes”, cuenta José Antonio Bayona, quien este año por fin formará parte del jurado de la Sección Oficial y, además, en calidad de presidente.
Lo bueno es que esa experiencia previa en Cannes le va a ayudar a desarrollar su rol como presidente del jurado mejor si cabe de lo que lo hubiera hecho antes. “De mi experiencia en Cannes, me quedé impresionado con la labor de Greta Gerwig como presidenta del jurado: parecía que no estaba, pero a la vez supo mantener siempre al grupo en buena sintonía y con un tono constructivo. Para mí fue un referente, y lo que aprendí de ella pienso aplicarlo aquí”, asegura el realizador.
Bayona mantiene una muy buena relación con los compañeros de aquella experiencia. “Incluso tenemos un chat donde nos recomendamos películas”. Por supuesto, espera que este año se repita la historia. Su primer contacto con el resto de miembros del jurado fue la noche del jueves y las primeras sensaciones fueron buenas.
Por todo ello, el realizador espera disfrutar la experiencia. “Me encanta ver películas y hablar de cine, y en eso básicamente consiste ser jurado”. Por supuesto, tampoco obvia la responsabilidad que supone: “Un premio como el de San Sebastián no solo cambia la vida de una película, también la de las personas que la conforman”. Por eso, ha procurado llegar al Festival lo más virgen posible: “No he leído nada sobre las películas ni me he informado sobre ellas; prácticamente, solo sé el nombre de las que participan”.
Bayona tiene la sensación de haber venido a San Sebastián desde siempre; sin embargo, su primer recuerdo claro es con la presentación de Lo imposible en 2012. Desde entonces ha vivido grandes momentos en el Festival, como la presentación de Un monstruo viene a verme, cuando además entregó el Premio Donostia a la actriz Sigourney Weaver, o el año pasado, con La sociedad de la nieve, que, formando parte de Perlak, se llevó el Premio del Público Ciudad de Donostia/San Sebastián.
El realizador recuerda todas esas visitas con cariño, pero también con dosis de sufrimiento. “Durante el proceso de presentación de un largometraje vives como en una especie de nube, donde no puedes dedicar tiempo de calidad a la gente de tu alrededor y terminas abrumado”. Con los años, Bayona ha llegado a la conclusión de que ese sufrimiento es prácticamente inevitable. “Una vez, hablando con Spielberg, me dijo en un tono muy serio que en todos los rodajes se pasa mal, y eso me dejó más tranquilo”, señala.
Además, es consciente de que, por muchas películas que haga, esa sensación no va a cambiar. “Cada película que haces te enseña cosas pero, a su vez, te hace más consciente del tiempo y del gasto que suponen”. Por eso, cada vez presta más atención a la elección de sus trabajos. Bayona tiene claro para que elegir un proyecto “tienes que sentir un flechazo o una pasión arrebatadora que te permita sostener todo este proceso”.
Aunque como director, no tiene ningún proyecto reciente entre manos, este verano ha estado trabajando en dos proyectos como produc tor: El fantasma en la batalla, que se presentará en la Sección Oficial del Festival, y Vieja loca, que se estrenará en Sitges. “Es verdad que cuando trabajas como productor te liberas de la exposición pública, pero el esfuerzo y la dedicación siguen siendo los mismos”, afirma.
Iker Bergara Etxegarai