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Todos hemos tenido noches terroríficas. Hablando de sueños, claro. El problema surge cuando la línea entre la realidad y el sueño se desvanece, como le ocurre a Inés en El prófugo. Para la directora, Natalia Meta, “era importante mantener la posibilidad abierta de que la escena sea realidad o ficción”.
La cineasta argentina presenta su segundo largometraje tras competir en la Sección Oficial del Festival de Berlín. Natalia Meta debutó como directora con Muerte en Buenos Aires (2014) y en 2006 fundó la editorial La Bestia Equilátera junto con Luis Chitarroni y Diego D’Onofrio. Precisamente fue el primero quien le recomendó la novela que la inspiraría para realizar el film: “El mar menor”, de C.E. Feiling. “Me di cuenta de que era un libro que merecía una película. Al principio no pensé que fuera yo pero finalmente me conquistó. Mantuve el elemento fantástico pero dejó de ser una película de terror aunque se basara en una novela de dicho género”.
El reparto de la película es de mención especial. En ella podemos ver a una fantástica Érica Rivas, que recordamos de Relatos salvajes, en el papel de Inés. La directora confiesa que “Érica era la actriz ideal para el papel protagonista. Me llevó mucho tiempo animarme a enviarle el guion, creo que tardé un año”. Y es que para la directora, el proceso de selección de reparto es “la parte más difícil porque es el momento en que cobra vida la película”. A Érica la acompaña, entre otros, Cecilia Roth Todo sobre mi madre, Martín (Hache)— que encarna a la madre de la protagonista en el film. La relación madre-hija tiene un peso importante en El prófugo, donde los temas de género y la feminidad son pilares. “Era importante, más allá de quien sea quien firme la película, darle esa mirada femenina”, añade Meta.
El deseo femenino gana terreno, o más bien el miedo al deseo, el miedo al amor, que se va imponiendo y va ganando protagonismo en la vida de Inés, hasta que se convierte en sueño y realidad. En un primer momento la protagonista es una mujer que intenta cumplir todo aquello que se espera de ella hasta que llega el momento de ‘liberación’. Todos aquellos que entran a formar parte en la vida de Inés se convierten en intrusos, prófugos “seres que huyeron del sueño y ahora quieren quedarse entre nosotros”, comenta la directora.
Sobre el proceso de creación, la directora confiesa que “lo que más disfruto es el antes y el después. El rodaje es la parte más dura, más difícil”. Lo que le interesaba, entre otras cosas, al realizar este film era “entender cómo opera la fantasía, cómo se transforma en realidad y cómo es esa relación”. Añade que, haciendo la película “descubrí que no es tan importante que ocurra algo para que la fantasía se vuelva realidad sino reconocerle el estatus que tiene, sin que sea jerárquicamente inferior a la realidad”.
María Aranda