Andrés Di Tella (Buenos Aires, 1958) nos visitó el pasado viernes para el estreno internacional de Diarios, su nueva película. Aunque no es muy claro que podamos seguir usando aquí la palabra, ese contenedor que embotella el cine cuando toma... ¿forma? “Es algo que no sé si es una película (aún), ustedes dirán”, así se presentaba Di Tella ante una sala de cine de Tabakalera llena de expectación y con una media de edad extrañamente mayor a la habitual: Las actrices no profesionales del cortometraje proyectado al inicio de la sesión, Cuerdas (Estibaliz Urresola, 2022), fueron de las más participativas en el debate posterior con el mito del documental independiente argentino. “Está sin valorar. Son pinceladas y sueños” o “Espectacular, preciosa, pero muy larga por las horas que son”, son algunos de los comentarios que las genuinas mujeres de Cuerdas compartieron con el público donostiarra y el director de las “pinceladas” de su propia vida privada. Los filmes previos de Di Tella son conocidos por beber y ahondar en su biografía como pasaba en su Ficción privada (2019), estrenada en nuestra misma Zabaltegi. Justo cuando Andrés estaba en Donostia presentándola, supo de la muerte de su amigo Luis Ospina, director colombiano, y ahí, alguna pieza de un puzle desconocido encajó. Poco antes, Di Tella había descubierto la nube, cloud, ese espacio que es “un archivo personal, pero... está ahí, en algún lugar” y había encontrado un vídeo donde aparecía Ospina en un bar en Buenos Aires y que había olvidado por completo. “Me pareció que se armaba algo”, me comenta en la entrevista que nos concede para este diario. De hecho, el segundo diario de Diarios está dedicado a Luis Ospina, honrando la chispa que le hizo empezar a montar vídeos que no recordaba haber filmado.
Diario 1, diario 2, diario 3... y la proyección se detiene. Vemos un escritorio delante de la pantalla y Andrés iluminado por una lamparita. Hojea su diario y nos lee algunas entradas. “La idea es que la proyección va con performance para comunicar que ‘no’ es una película. Lo que sucedió en el BAFICI [festival que Di Tella fundó en 1999 y donde se entrenó Diarios] es que todos estaban convencidos de que ‘es’ una película. Mi presencia, cuyo objetivo era romper con la idea de película, acabo reforzándola. Y me parece una linda moraleja... porque uno nunca sabe lo que está haciendo”, nos admite. Y aún sin saberlo, Andrés Di Tella nos cuenta que sigue un riguroso método, al menos para la construcción de estos diarios entre escritos, hablados y filmados. Si bien grabó (y graba) las imágenes de Diarios con su móvil, siguiendo lo que le rodea espontáneamente y ávido de inmediatez, tiene una relación más estricta con su cuaderno. “Lo llevo siempre conmigo y escribo cada día. Es como una religión. Eso que digo [en la performance] de que es el cuaderno quien sueña y no yo, lo mismo pasa con las películas. Si no tuviera el compromiso de dedicar media hora cada día para anotar lo que sea, mis películas no existirían, ni mis libros”. Una disciplina cotidiana que acaba siendo un cúmulo de pasado, como los archivos de imágenes libres de derechos que incluye, sacados de plataformas como achive.org. Como Nina Simone cantando “Ain’t Got No, I Got Life”, casi un sueño en medio de la pandemia que es también parte crucial en estos Diarios. “Estamos hechos de pasado, pero también porque el pasado de golpe está presente. Hay una frase, creo que de Faulkner, que dice que el pasado no está muerto y ni siquiera ha pasado. Es activo, se modifica y nos afecta todo el tiempo.”
Los Diarios, aún presentes hoy en Tabakalera, lanzan una pregunta en futuro imperfecto en la sección favorita de su creador, que a la vez va a estar presidiendo el jurado de Nest de esta edición. ¿Cuál sería la escuela de cine ideal para Di Tella? “Una escuela de cine tiene que apostar por volver a descubrir el cine de nuevo.”
Nos despedimos sin saber aún si Di Tella ha presentado una película en este Zinemaldia, mientras nos recuerda que quizá el cine murió el martes pasado, con el deceso de Godard. “El cine ha muerto, ¡viva el cine!” exclama con una sonrisa confiada.
Marc Barceló