"Z365" o "Festival todo el año" es la nueva apuesta estratégica del Festival en la que confluyen la búsqueda, el acompañamiento y el desarrollo de nuevos talentos (Ikusmira Berriak, Nest); la formación y la transmisión de conocimientos de cine (Elías Querejeta Zine Eskola, Zinemaldia + Plus, Diálogos de cineastas); y la investigación, la divulgación y el pensamiento cinematográfico (el proyecto Z70, Pensamiento y debate, Investigación y publicaciones).
Lila es violada pero al día siguiente se comporta como si nada hubiera ocurrido. Single Light, de la directora israelí Shaylee Atary, ofrece un duro punto de partida que, además, nace del terrible hecho de que ella mismo lo vivió.
La reacción de Lila es de negación…
Nadie sabe cómo manejar esa situación, cuál es la forma adecuada de reaccionar ante una violación y cuál es el precio de no reaccionar. La negación es habitual y la mayoría de las víctimas tratan de continuar con su vida igual que antes. Yo sólo empecé a comprender lo que significa algo así a través de grupos de terapia con otras mujeres que habían pasado por lo mismo. Es cuando entiendes que tu reacción es normal. Ahora, hacer esta película ha tenido mucho de sanador. La he hecho para que nunca nadie me vuelva a dejar en silencio.
¿Por qué ha elegido una alusión a la luz para el título de una historia tan dolorosa?
Porque ésta es una película sobre la amistad. Muchas víctimas solas están en la negación, pero con alguien cerca que le hace sentir bien, como el amigo de Lila, quizás puedan tomar mejor conciencia de lo que ha pasado. Son la única luz que tienes en esos momentos.
La película confía en la potencia de sus imágenes. ¿Cómo se planteó la estética del film?
Busqué que toda la estética transmitiera la sensación de estar sometido a los efectos de alguna droga porque muchas víctimas están como paralizadas. Trabajé mucho la fotografía con ese objetivo.
¿Apunta este corto una dirección en la creación de su propio lenguaje cinematográfico?
Todo director trata de encontrar su propio lenguaje cinematográfico. Seguramente hay rasgos aquí que son parte de él: una manera estática de ver la realidad, un tempo sosegado, ángulos de cámara bajos… Ése es el modo de ver el mundo que me hace sentir cómoda. Pero sigo explorando los colores o el movimiento de la cámara.
Ésta es la película de una mujer, que habla de una mujer, víctima de una lacra que sufren las mujeres. ¿Se siente parte de lo que denominan la female glaze, una óptica femenina?
Por supuesto. Porque somos mujeres sabemos que necesitamos ocupar los espacios que durante mucho tiempo no hemos podido. Y también creo que hay una influencia de esa óptica femenina en cómo creamos imágenes. Quizás dentro de unos años, si hemos visto tantas historias contadas por hombres como por mujeres, ya no tengamos que hablar de mirada masculina o femenina. Pero hasta que no exista una igualdad real, creo en mantener una posición feminista también respecto al cine.
Gonzalo García Chasco