Siendo una película policiaca “retro”en el contexto del cine negro contemporáneo –como la posterior La dalia negra (2006) de Brian De Palma, según otra novela de James Ellroy–, L.A. Confidential (1997) resulta menos esclava de esa modalidad retro –nostálgica, manierista, esteticista, reduccionista– que los film noir retro rodados en los setenta (Adiós, muñeca, Chinatown, Como plaga de langosta) y que, en su casi totalidad, intentaron restituir las señas de identidad del cine negro clásico de Hollywood a través de la copia, la reproducción e incluso el peor pastiche.

No podía ser de otro modo tratándose de la adaptación de una novela de Ellroy, un escritor menos contextualizado y no tan revisado por el cine como Hammett o Chandler, pero que ya ha dado ruidosos frutos como L.A. Confidential, La dalia negra –según las novelas homónimas–, Cop, con la ley o sin ella (James B. Harris, 1988) –a partir del libro “Sangre en la luna”– o Rampart (2011), el guion original de la película que mañana se presenta en la Sección Oficial del Festival.

“Los Ángeles Confidencial”, publicada en 1990, es la tercera entrega del denominado Cuarteto de Los Ángeles, iniciado con“La dalia negra” y “El gran desierto” y completado con “Jazz blanco”. Su estilo es menos áspero y cortante que el de los últimos trabajos del escritor, y el sentimiento autobiográfico –el fantasma permanente de su madre asesinada, Jean Hillinker, los estigmas del alcoholismo, la diáspora ideológica– está planteado de un modo distinto: “Escribo historias para consolarla a Ella como fantasma”, asegura en su última novela,“Ala caza de la mujer” (2010), un espasmo agrio sobre su infancia desestructurada y sus padres divorciados. En cambio, en “Los Ángeles Confidencial” la prosa remite a la tradición hard boiled del género y la biografía se cuela por las rendijas de una historia clásica de asesinatos, corrupción, remordimiento e intento de redención.

Curtis Hanson y el guionista Brian Helgeland (Mystic River) tratan bien el envoltorio del libro pero suavizan bastante las formas. La sociedad que Ellroy siempre contempla con prisma deformado está bien presente: el fiscal corruptible, policías especialmente violentos o ambiciosos –con un trío de actores que empezaban a comerse el mundo, Russell Crowe,
Kevin Spacey y Guy Pearce–, el editor de la revista amarillenta que encarna Danny De Vito (a quien solo le interesan los gais y los rojos) y ese proxeneta de altos vuelos que obliga a sus prostitutas a operarse para que se parezcan a Veronica Lake (ese es el personaje
de una madura y recuperada Kim Basinger), Ava Gardner, Marilyn Monroe y Rita Hayworth. Atención al gag a costa de Lana Turner, lo mejor de la película, del ciclo y posiblemente del Festival.

QUIM CASAS