Nacido en Renania del Norte-Westfalia en 1960, lleva veinte años siendo una de las referencias del nuevo cine alemán. En 2005 presentó Gespensterm en el Festival Internacional de Cine de Berlín del cine alemán y desde entonces todas sus películas han encontrado acomodo en la Sección Oficial de los grandes festivales. En 2014, compitió con Phoenix en la Sección Oficial del Zinemaldia y este año ha vuelto a Donostia para presentar en Perlak su último largometraje, Roter Himmelk además de para formar parte del jurado que esta noche concederá la Concha de Oro. Según reconoce Christian Petzold: “Estoy encantado con la experiencia que he vivido aquí estos días y con formar parte de este jurado. Hemos tenido una presidenta fantástica, como Claire Denis”.

Para el director alemán, lo más gratificante de su experiencia estos días como jurado ha sido la dinámica adoptada por Claire Denis a la hora de fomentar la discusión entre ellos: “Después de ver cada película nuestra presidenta organizaba un debate posterior. Allí hemos intercambiado ideas entre nosotros y he de reconocer que esos debates me han permitido ver las películas de otra manera y percibir cosas que no había visto”. 

Reticente a hablar del nivel de las películas que este año han conformado la selección de títulos que se batirán por la Concha de Oro (“no me está permitido hablar sobre ello”), Petzold sí que tiene, sin embargo, una sugerencia que hacerle a la dirección del Festival: “Pediría que la primera proyección del día tuviera lugar un poco más tarde, a una hora razonable donde los miembros del jurado pudiéramos ser personas. No estamos en una fábrica donde tengamos que fichar”, comenta con media sonrisa el director alemán.

Christian Petzold es de esas personas cuyo sarcasmo tiende a confundir a su interlocutor, dado que nunca se sabe si está hablando en serio o irónicamente. No obstante, al ser inquirido sobre si su mirada como cineasta puede llegar a contaminar su valoración de una película, el alemán se muestra categórico al afirmar: “Yo cuando me siento en la oscuridad de una sala no soy director de cine, soy un simple espectador”. A este respecto, Petzold reconoce que “me encanta esa sensación de soledad que me invade cuando acudo a una sala de cine, aunque, al mismo tiempo, esté rodeado de gente. Es una gozosa paradoja que cristaliza en un sentimiento de comunidad muy fuerte”.

Después de nueve días viendo películas y discutiendo sobre ellas, hoy es el día en el que Christian Petzold y sus seis compañeros de jurado anunciarán al público su veredicto. Será a partir de las 21 horas en una ceremonia donde, a buen seguro, su decisión no dejará indiferente a nadie. 

Jaime Iglesias Gamboa