Salvador es un auténtico testimonio de acusación, de denuncia de una situación paradójica: Un cruel y represivo gobierno, que ha creado "las brigadas de la muerte", para enfrentarse con rebeldes y disidentes en una guerra y guerrillas sin piedad. Dadas sus tendencias anticomunistas, recibe una ayuda militar de los EE.UU., un país donde tanto se estima la libertad individual y los derechos humanos.