Giorgio es el meticuloso corrector de pruebas de un periódico en el que Federico Coni es crítico musical. Carlo es un vendedor de periódicos bastante raro. Irene es una jóven y graciosa pianista. Un día, Irene se acerca al kiosko de Carlo y se muestra preocupada por la crítica que Coni pueda hacer de su concierto. Giorgio y Garlo le tranquilizan: Coni nunca se ocupa de los conciertos de debutantes. Al día siguiente, Giorgio descubre para su sorpresa al corregir las pruebas, que la crítica del concierto es de Coni. Intrigado, trata de averiguar qué relación une al crítico y la pianista.