Francesco recibe una carta en la que se le comunica que ha heredado de su tía Anita una propiedad en Turquía. Se traslada a Estambul para venderla, pero allí descubre que se trata de un hamam, una casa de baños turcos que su tía regentó durante muchos años, y decide seguir con el negocio, atrayéndose la enemistad de los especuladores que tenían interés en hacerse con el local. Su esposa, Marta, se ha quedado en Italia y la distancia aumenta la separación afectiva entre ellos, que ya venía de atrás. Marta viaja a Turquía con la determinación de pedir el divorcio y encuentra muy cambiado a su marido. Sospecha que mantiene una relación secreta con Fusun, la hija del guarda de los baños, pero se lleva una sorpresa.