Aurora Rodríguez decide tener una hija que, educada desde un principio para ello, pueda dedicarse a la liberación de la mujer. Busca a un hombre sano e inteligente, al que pide que renuncie a sus derechos paternos. La niña, Hildegart, es tal y como su madre desea. A los doce años ingresa en el Partido Socialista, a los diecieis concluye la carrera de Derecho y se inicia como articulista política. Hasta el día en que su madre empieza a descubrir desviaciones en su línea de combate, con las que no está deacuerdo.