Gyorgi Pálfi, uno de los más consagrados nombres del cine húngaro, no necesita diálogo para describir en una serie de viñetas la vida de una pequeña comunidad rural cuyo ritmo viene marcado por el compás de un anciano con hipo. Mención especial de la sección Zabaltegi Nuevos Directores en el Festival de San Sebastián en 2002.