Con poco más de veinte años, Addai deja atrás toda su vida y se muda a Siria para ayudar a las víctimas de la guerra civil. Al principio es asignado a las tareas de la cocina con Ilias. Addai escribe a su madre: “No te preocupes por mí, estoy bien”. Dos años después la madre de Addai recibe una carta desde prisión. Ilias ha sido sentenciado por terrorismo por un juzgado alemán. Quiere conocerla y escribe: “Una cosa tienes que creer, fuimos allí con buenas intenciones”.