El director paraguayo Juanjo Pereira presenta en Zabaltegi-Tabakalera Bajo las banderas, el sol, estrenada en la Berlinale. Un documental de archivo que reconstruye la historia de Paraguay bajo la dictadura de Alfredo Stroessner, que duró de 1954 hasta 1989. Nos sentamos con él para hablar del salto generacional entre los que vivieron la dictadura y los que ya no saben nada de ella. Se debe a la ausencia de imágenes. ¿Dónde están?
Es su primera película. ¿De dónde nace la idea?
Me llevó unos seis años. Empezó como una curiosidad: quería saber dónde estaban los archivos, conocer la historia fílmica de Paraguay. En la escuela casi no se enseña esa época. Como me gustaba el cine y el archivo, empecé a rastrear las primeras películas paraguayas, materiales sueltos por todo el mundo. El proyecto comenzó en 2018 como un trabajo universitario, y recién en 2021 pudimos sentarnos a editarlo profesionalmente.
¿Cómo fue el trabajo concreto de investigación?
Durante la pandemia hice un máster de Archivo Documental que me dio herramientas. No es lo mismo buscar “footage Paraguay” en Google que investigar en bibliotecas y filmotecas. Pero solo podíamos trabajar con lo ya digitalizado. Había joyas inaccesibles por precio o protocolos, como una escena de Franco entregando las llaves de Madrid a Stroessner. Argentina, Brasil y Estados Unidos digitalizan material de sus archivos por precios razonables. Pero en Filmoteca Española o en Rusia era imposible.
A los pocos minutos de metraje sitúa el único intertítulo del film.
No queríamos llenar la película de placas explicativas. Pero era necesario decir: encontramos esto en el mundo; en Paraguay, casi nada. Eso justifica voces en francés, en inglés. Así el público entiende que cada material es único, fruto de un rescate.
El resto de “intertítulos” son placas de rojo puro sin texto. ¿Qué significan?
Me interesa mucho el simbolismo de los colores y lo que despiertan a nivel óptico. El rojo es pasión, vida, pero también sangre, violencia. En todo el mundo se asocia con el comunismo, pero en Paraguay es la derecha popular, el Partido Colorado, el de Stroessner. Usamos cinco rojos de distintos formatos, de 35 mm a VHS, como un recorrido por la historia de los medios de comunicación y la cronología de la dictadura. Son pausas que sirven de absorción: parar, respirar lo visto y seguir.
Narra los hechos experimentando con la forma.
Y no queríamos una voz en off. Me gusta el cine experimental. Quería permitirme experimentar con la forma, pero necesitaba llegar a un público amplio. Buscábamos que el espectador viviera un “no puede ser” constante. No es una película panfletaria; no te toma de la mano. Solo te dice: “tú fíjate”.
¿Cómo ha impactado el film en Paraguay?
Se ha estrenado en los cines comerciales hace una semana. Estamos en el tercer puesto de taquilla, ¡es increíble! Se están abriendo debates en las mesas familiares: quienes vivieron la dictadura y los que nacimos después.
En la película aparecen canciones en guaraní.
El guaraní lo habla el 80 % del país. Durante la dictadura no se enseñaba, pero hoy sí. Lo que más se escucha es el yopará, mezcla de guaraní y español. El Partido Colorado supo usarlo como herramienta popular. Era parte de la trampa: se dirigía al pueblo en su idioma.
Háblanos del título…
El sol es fundamental en nuestra literatura, suele ser un personaje más. En mi país siempre es verano. Es un juego de palabras abierto.
Marc Barceló