Bizimina hibrida el cine documental con la danza. A través de una serie de piezas independientes, se compone un relato en el que se encuentran las emociones que tanto nos cuesta expresar estos días: la distancia, la añoranza del otro, el deseo, el sentimiento de comunidad, la impotencia, el aislamiento, el desconcierto, la esperanza. La coreografía construye un relato que sirve para confortar y acompañar en este tiempo incierto.