Desde el pasado viernes 12 y hasta el domingo 28 de septiembre, cuando el Festival habrá bajado el telón de su edición de 2025, puede verse en el Paseo de la Zurriola donostiarra la exposición titulada “Las Hijas del jazz’, una muestra de treinta y seis fotografías de Omar Ayyashi en la que diecisiete actrices evocan, con el maquillaje, el vestuario, la luz y la actitud ante el objetivo de la cámara, aquel periodo de ruptura protagonizado por mujeres que se dio en las década de los veinte y treinta del pasado siglo y tuvo sus focos principales en el cine de Hollywood, la música jazz y la literatura.
“Jazz y San Sebastián son palabras mayores” comentó en la presentación José Andrés Torres Mora, presidente de Asociación Cultural Española (AC/E), una de las entidades que ha apoyado la exposición de Ayyashi organizada por la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID). En el marco de la relación de este último organismo con el Festival, AECID otorga el Premio Cooperación Española que se decidirá entre siete producciones iberoamericanas vistas en distintas secciones del certamen, como Belén, Historias del buen valle, Cuerpo celeste y Olmo.
Ayyashi, que en su intervención el pasado día 12 recordó que su padre era palestino y clamó por el fin del genocidio en la franja de Gaza, estrenó su exposición en la edición del pasado año del Festival de Guadalajara, en México. La segunda cita es en San Sebastián, al lado de la playa de la Zurriola: fotos de 120 x 90, en blanco y negro, lujosas y glamurosas, enmarcadas en plafones de cristal en el paseo, una auténtica exposición de calle que puede ser vista en cualquier momento del día o de la noche, a pleno sol o guareciéndose de la lluvia, y desde todos los ángulos posibles. Y es también una exposición sonora: “escuchar las fotos” en palabras de su autor. Debajo de cada una de las piezas, el espectador encontrará un código QR que le permite escuchar un texto de la autora evocada en dicha foto y leído por la actriz que la representa. Son textos de mujeres de diversos países que revolucionaron su tiempo, aunque alguna de ellas tuviera que purgar por esa libertad: Virginia Wolf, Clara Boothe, María Zambrano, María Teresa de León o Gabriela Mistral.
Las fotografías dialogan entre ellas, colocadas cara a cara, como si las actrices, y los personajes que representan, se miraran entre sí. Aitana Sánchez Gijón, Milena Smit, Clara Lago, Leticia Dolera, Manuela Velasco, Marta Etura, Victoria Luengo, Cayetana Guillén Cuervo, Olivia Molina, Natalia Verbeke, Miren Ibarguren, Hiba Abouk, Clara Galle, Lola Rodríguez, Ana Rujas, María Hervás y Cecilia Suárez posan, miran directamente a cámara o de forma esquinada, en primer plano o sentadas o recostadas en plano general, introvertidas o extravertidas, desafiando las normas de aquel tiempo, hace ya cien años, y ataviadas todas ellas con vestuario de la sastrería Cornejo, una de las firmas españolas especializadas históricamente en vestuario para cine, teatro y televisión.
Evocan aquellos años tumultuosos y efervescentes de mujeres liberadas en las películas del Hollywood pre-código Hays y de las cantantes de jazz que actuaban en Nueva York o en París. La era de la modernidad para tantas mujeres que después de la primera guerra mundial se incorporaron al mundo laboral. Las hijas del jazz porque este género musical fue sinónimo de libertad. También decine y la literatura, porque emergieron escritoras y guionistas que dieron una visión bien distinta de uno de los grandes temas de la comedia hollywoodiense, el de la guerra de los sexos, y provocaron las primeras rupturas, después desoídas, del feminismo del siglo XX.
Quim Casas