La sección New Directors tiene una parte salvaje e inesperada que sale a la luz con determinadas películas. Chuzhie zemli / Foreign Lands, de los cineastas rusos Anton Yarush y Sergey Borovkov, es una de esas películas que representa a la perfección la parte más primaria del cine. Se trata de una película totalmente independiente que se realizó sin ningún tipo de apoyo financiero (ni público ni privado), el equipo de película lo forman ellos dos solos y ni siquiera contó con un guion.
Por eso, quizás, que el film fuese seleccionado para competir en el Festival de San Sebastián fue totalmente inesperado para ellos. Anton Yarush (Ekaterimburgo, 1985) recuerda un viernes por la tarde cuando llamó a Sergey Borovkov (Vladivostok, 1987), separados por miles de kilómetros —Anton en Inglaterra, Sergey en Vladivostok—, para darle la noticia de que Foreign Lands había sido seleccionada para competir por el premio New Directors. “Fue una sorpresa total. Tenía miles de llamadas perdidas de Anton y no entendía por qué, ya que siempre hablamos por mensajes”, cuenta Sergey con emoción, pero todavía con algún rastro de incredulidad.
Chuzhie Zemli / Foreign Lands es un retrato austero e introspectivo de un director de cine ruso en sus treinta, cuya vida profesional y personal aparentan estar bien montadas, pero se resienten por dentro. Aunque tiene éxito, relaciones y amistades, él se siente cada vez más vacío. Su obsesión: encontrar a la actriz perfecta para el proyecto más íntimo que ha concebido jamás. Pero esa búsqueda lo empuja a huir, a escapar temporalmente hacia tierras extrañas con la esperanza de reencontrarse a sí mismo lejos de lo habitual. Al hacerlo, va cayendo cada vez más y más en la soledad y la introspección, mientras la productora toma decisiones sin contar con él. Durante ochenta y nueve minutos, asistimos a ese abismo de crisis existencial sin adornos y con un trabajo de fotografía del propio Borovkov que atrapa al espectador y apoya la interpretación de Yarush, que defiende el protagonismo del film con rotundez.
La narración que Anton y Sergey plantean mezcla documental y ficción, y surge de una colaboración orgánica. La película no cuenta con un guion estructurado, sino que fue naciendo durante el proceso de rodaje desde el deseo de observar, de capturar lo cotidiano, lo pequeño. En su metodología prima la improvisación: escenas inventadas días antes de rodarlas, decisiones tomadas sobre la marcha, grabaciones de rutinas aparentemente banales que luego se revelan esenciales… Sergey detrás de la cámara, Anton delante y un formato de film que mezcla videollamadas con mensajes de texto, fotografías y escenas grabadas por Armenia y Tailandia. Y un ideal que, en la actualidad, es valiente y arriesgado: presentar una película lenta y reflexiva en plena época de inmediatez. “Sabemos que en la era de los reels y Tiktok es arriesgado, pero es lo que es, es nuestro corazón abierto”, dice Sergey. Anton añade: “Es muy difícil aguantar una escena larga, cuando aparentemente no está pasando nada porque lo que sucede está dentro del protagonista”.
También es un film sobre la ambigüedad: la obsesión puede ser motor de creación, pero también puede ser una prisión. Cuando Foreign Lands se estrene hoy ante el público de San Sebastián, los autores estarán expectantes. Confían en que el film invitará a quienes lo vean a mirar sus propias obsesiones, sus propias huidas interiores.
Iratxe Martínez