Octubre, 1936. El franquismo abre campos de concentración por todo el territorio. El régimen convierte el antiguo lazareto de San Simón en un lugar de muerte donde los prisioneros sufren la represión rodeados de una belleza abrumadora. Siete años después, Lamas, un preso de la isla, recuerda la historia de los hombres y mujeres que, como él mismo, sufrieron la represión en este pequeño enclave de la costa gallega.
El artista visual y director Miguel Ángel Delgado ha estrenado la película en la sección Made in Spain, construyendo la memoria desde el punto de vista de las víctimas. Delgado afirma que tuvo “la necesidad” de enfocar el tema de esta manera por los propios testimonios que dejaron los presos que llegaron a la isla. “Dejaron testimonios, algunos escalofriantes, sobre su llegada a la isla. Entonces, para mí, la memoria democrática en el caso de San Simón nace con ellos mismos, en esos instantes de finales del año treinta y seis, en el que, de una forma un tanto desesperada, quieren intentar que no se pierda la barbaridad que está ocurriendo”.
Esa fue la poderosa semilla del relato memorialista que pone en juego la película. “Creo que los campos de concentración están quedando fuera de la disputa que todavía hay sobre el olvido y la negación”. La película nace de una necesidad de reivindicar la memoria histórica y democrática y, “que haga justicia” para las personas que sufrieron la dictadura.
Para ello, parte de la grabación la hicieron en la misma isla de San Simón, donde ocurrieron los hechos, y parte del elenco de actores no profesionales fueron familiares de los protagonistas de la historia, en concreto, hijos y nietos. El elenco lo completan Flako Estévez, Alexandro Bouzó, Guillermo Queiro, Ana Fontenla, Mª del Carmen Jorge, Manuel F. Landeiro, Lucía Amarelle, Javier Varela, Tatán, Darío Fernández y Andrés Giráldez. “La verdad es que ha sido una experiencia emocionalmente dura e intensa para todo el equipo que hemos estado allí trabajando”.
La propia forma de organizar la producción tuvo una esencia memorialista, y desde un principio fue un impulso hacerlo con actrices no profesionales. “Me vi sorprendido en el casting por la implicación, la cantidad de gente que quería colaborar, ayudar y revivirlo. Eso sí que ha hecho que toda la producción sea un ejercicio de memoria viva y colectiva”.
La película también sitúa la imagen como parte de la construcción del relato. Precisamente ese ha sido el motivo de la elección del blanco y negro. El director propone un ejercicio visual creando una sensación de prisión en un entorno abierto que no contaba con la iconografía carcelaria a la que estamos acostumbrados como espectadores. “San Simón me parecía singular por el hecho de que toda la isla en sí era un campo de concentración. Quería sentir esa sensación de claustrofobia y encierro que creo que viene dada por el hecho de que estamos en un universo de encierro”.
Delgado vuelve al Zinemaldia, esta vez como director, ya que su primera vez fue en 2017 como parte de la producción y equipo técnico de Adverto García Vix de Línea de Sombra (Nicolás Combarro, New Directors). “El hecho de volver al Festival de San Sebastián, en un marco incomparable para una película independiente, falada en galego, reivindicando también todos esos espacios en blanco y negro, ha sido una noticia fantástica”.
Naia Arantzamendi