¿Podría hablarnos un poco de sus inicios en la producción?
La primera película en la que participé es de 1975, Pim, pam, pum… ¡fuego!, de Pedro Olea. Fui secretaria de producción, hice la presentación de contratos… A partir de ahí empecé a descubrir lo que era la producción y decidí que quería pertenecer a ese espacio, aunque sin saber exactamente cómo. En lo siguiente que trabajé fue la serie Curro Jiménez, mi gran escuela. Allí lo aprendí todo.
En aquella época de formación trabajó en muchas productoras y en muchos tipos de cine.
Sí, después estuve en Ízaro Films, coproducciones como Siete chicas peligrosas de Pedro Lazaga, y seguí en diferentes productoras haciendo de secretaria de producción, auxiliar, ayudante. Trabajé con Fernando Colomo y con Fernando Trueba, y estuve también en películas como El profesor eroticus o El hijo del cura. Era freelance, empecé a colaborar con la compañía Iberoamericana e hice servicios en coproducciones o películas eróticas que tenían dos versiones, una para España y otra para los otros países, como Cristina y la reconversión sexual, de Francisco Lara Polop. Iba y venía de una productora a otra.
¿Cuándo entra en el ecosistema de Pedro Almodóvar?
Con Matador, en 1986, pero esta película es de Iberoamericana. Sigo como freelance hasta La ley del deseo, que es la primera producción de El Deseo. A partir de entonces me quedo ya en El Deseo y no solo produzco las películas de Pedro, también me dedico a buscar proyectos de otros directores y de jóvenes talentos.
¿Qué cree que ha aportado usted al cine de Almodóvar y a la línea de El Deseo?
Para mí ha sido importantísimo estar tantos años con los Almodóvar. Pedro es tan imaginativo y vitalista que infunde en los que trabajamos con él mucha confianza. Todo proyecto en el que nos embarcaba nos parecía extremadamente excitante. Necesitas mucha energía física y emocional para entregarte a un proyecto cinematográfico, y él conseguía transmitirla. Yo había coincidido antes con Agustín, nos llevábamos bien y nos compenetramos. Pedro se siente seguro con nosotros. Durante todos estos años he sentido que era útil, que le daba seguridad. Él confía en que voy a luchar hasta el final para conseguir lo que necesita en una película.
Una parte importante de su labor en El Deseo es la búsqueda de otros directores a los que producir.
Al conocernos tan bien con Pedro, se lo que podía gustarle de todas las propuestas y guiones que nos legaban. De este modo empezamos a producir a nuevos talentos. Acción mutante, de Álex de la Igle- sia, nos dio muchas alegrías. Fue un trabajo titánico para conseguir el dinero, por el tipo de película que era. Resultó muy excitante encontrar recursos y buscar compañeros de viaje.
¿En qué grado se implica Pedro Almodóvar en estas producciones?
Es un referente en todos los sentidos. Cuando nos llega un proyecto que queremos producir, él lee el guion y está involucrado en la parte creativa. Pero confía al cien por cien en el criterio de Agustín y en el mío.
¿Hay muchas diferencia artística y financiera entre producir una película de Almodóvar y la de otros cineastas? Con algunas directoras han establecido una sólida relación, ya que por ejemplo a Lucrecia Martel e Isabel Coixet les han producido tres películas a cada una.
Producir una película suya no es sencillo a nivel financiero, pero tenemos una serie de fuentes a las que acudimos, aunque cada nueva película de Pedro es un reto. En las de cineastas menos conocidos o que empiezan, que aún tienen cosas que demostrar, el proceso es mucho más laborioso y siempre intentamos involucrar a terceros. Entramos en proyectos que inicialmente son más frágiles y podemos darles el músculo que les permita despegar. Hemos colaborado mucho con Latinoamérica. Nuestra moneda es más fuerte y permite subir presupuestos.
Han producido comedias y dramas, esencialmente, pero también thriller, western (el corto de Almodóvar) e incluso ciencia ficción en el caso de Acción mutante. ¿En qué género o géneros se siente usted más cómoda?
El guion es la guía, sin importar el género. La elección del guion que vamos a producir es lo que me quita el sueño. Abordamos un proyecto con ganas de que la película pueda trascender. No hemos hecho nada de animación, por ejemplo, pero es un género extraordinario y podría ser para nosotros una nueva experiencia.
¿Ha tenido alguna vez la tentación de dirigir o escribir?
Dirigir es lo más difícil del mundo, ni me lo he planteado. Cuando escribes puedes rectificar, corregir, y es un trabajo en soledad. Es algo que quizás en algún momento podría acometer. Pero dirigir… es una aventura dificilísima.
Pero actuar si lo ha hecho, en pequeños papeles que son como un juego, pero no solo en films de Almodóvar, también aparecía en El pecador impecable, una película de Augusto Martínez Torres de 1987.
¡Si, eso sí! Pero es lo que dices, es un juego. Cuando Pedro nos da la primera versión de un guion suyo y vemos que hay personajes pequeñitos, muy fugaces, ya pedimos hacerlos nosotros. Pero ojo, él no da siempre por sentado que Agustín y yo vayamos a intervenir.
Ya sé que es complicado decidirse, pero ¿podría decirme una o dos películas preferidas de entre las que ha producido?
La relación que estableces con las películas es muy larga, casi de tres embarazos, porque una producción dura dos años. La ley del deseo fue muy especial. La otra película muy importante para mí es La habitación de al lado.
¿Y un momento, ya sea en el plató de rodaje o en el despacho,que haya sido revelador, en el quetuviera la conciencia de que había conseguido algo mágico en el proceso de la película?
Hay muchos momentos mágicos, esa sensación de que por fin has conseguido lo que querías. Pero te citaría un ejemplo de La habitación de al lado. Hubo un momento en el que creíamos que no la haríamos. En Hollywood los actores estaban en huelga. No podíamos negociar con los agentes. Julianne Moore y Tilda Swinton tenían los guiones, pero no podían contestarnos y saltarse los protocolos de la huelga. Estábamos a punto de no hacer la película, pero decidí escribirle a Julianne Moore para decirle que no podíamos esperar eternamente. En pocas horas tuvimos su respuesta. Habló con el sindicato para que nos respondieran. Y entonces vimos que se podía hacer. Es fruto de no tirar la toalla. Fue un momento extraordinario cuando nos escribió el sindicato de actores dándonos el ok para hacer nuestra producción independiente.
Quim Casas