El cine es un depósito de memoria colectiva, pero también es una herramienta para confrontarnos con nosotros mismos en el aquí y el ahora. Muchas de las películas que dirigen su mirada hacia tiempos pretéritos lo hacen con la pretensión de interpelar al espectador sobre nuestro presente y, adicionalmente, para reflexionar sobre ese escenario de incertidumbre que nos plantea intuir nuestro futuro. La selección de títulos que este año podremos ver en Perlak (sección que recoge un compendio de obras presentadas y elogiadas en otros festivales), resulta bastante significativa a la hora de poner en valor la naturaleza del cine como un instrumento que nos permite reflexionar sobre lo que fuimos, somos y seremos.
Una película como Nouvelle Vague, de Richard Linklater, encargada de inaugurar la sección este año, resulta toda una declaración de intenciones a la hora de evocar, aunque sea en clave cinéfila y lúdica, ese pasado que determina lo que hoy somos. El director de Boyhood homenajea al maestro Godard introduciéndonos en el rodaje de Al final de la escapada, film de ruptura que supuso un antes y un después en el devenir del séptimo arte. Pero también hay otro tipo de miradas al pasado, como la que propone Kleber Mendonça Filho en O agente secreto, película que llega avalada por su doble premio en Cannes (mejor director y mejor actor) y que propone un viaje a los años más oscuros de ese estado policial que fue Brasil, durante los años 70, en plena dictadura militar. Un tenso thriller sobre clandestinidad e identidades ocultas que Mendonça Filho filma con un apabullante despliegue de recursos cinematográficos. También Maïlys Vallade y LianeCho Han dirigen su mirada al pasado, en este caso a la infancia de la escritora belga Amélie Nothomb, narrada por ella misma en “Metafísica de los tubos”, novela que sirve como base al film de animación Amélie et la métaphysique des tubes que llega avalado por su éxito en el Festival de Annecy. El catarí Hasan Hadi, por su parte, evoca el Iraq de 1990, cuando el país estaba siendo sometido a los bombardeos de EE. UU y sus aliados, en Mamlaket alQasab / The President’s Cake. Una historia narrada a través de los ojos de una niña que nos confronta con la arbitrariedad de los regímenes autócratas, en este caso el de Sadam Hussein.
Este año en Perlak también habrá miradas al pasado en clave política. Raoul Peck, en su afán por utilizar material de archivo para generar nuevas narrativas, dirige su mirada a la figura de George Orwell y a los últimos meses de la vida de éste, consagrados a la redacción de la novela por la que éste pasó a la posteridad: “1984”. En Orwell: 2+2 = 5, Peck establece una analogía entre los totalitarismos de antaño y ese resurgir del relato fascista que vivimos hoy a lo largo y ancho del mundo. Otro autor empeñado en echar la vista a nuestro pasado inmediato para reflexionar sobre el escenario político actual es el francés Oliver Assayas. El director de la recordada miniserie Carlos y de títulos como Finales de agosto, principios de septiembre o Personal Shopper, se ha embarcado en una suerte de biopic sobre Vadim Baranov, el hombre que modeló la figura política de Vladimir Putin en Le Mage Du Kremlin. La película coescrita con Emmanuel Carrère, está protagonizada por Paul Dano, Alicia Vikander y Jude Law, quien acomete una magnética encarnación del presidente ruso. También François Ozon, presencia asidua del Zinemaldia, vuelve este año al Festival para ofrecernos una poderosa mirada sobre las derivas del colonialismo en L’etranger sobre la novela homónima del premio Nobel Albert Camus.
Frente a tanta evocación del pasado, este año en Perlak también hay películas que miran cara a cara al presente sin ningún tipo subterfugios, películas de esas que uno estaría tentado a definir como “de urgencia” si no fuera por lo manido que resulta dicho apelativo. Jafar Panahi, director represaliado por las autoridades iraníes ofrece un tenso thriller sobre la represión, las torturas y los deseos de venganza que anidan en buena parte de la sociedad iraní en la estremecedora Un simple accident, película que se alzó con la Palma de Oro en el último Festival de Cannes. Del certamen francés también nos llega la producción española Ciudad sin sueño, de Guillermo Galoe, una poética aproximación a la realidad del poblado chabolista de Cañada Real. El cine tampoco podía permanecer ajeno al genocidio que está aconteciendo contra el pueblo palestino por parte de las autoridades israelíes, un tema que es la razón de ser del film tunecino The Voice of Hind Rajab que conmocionó a la audiencia durante su reciente proyección en Venecia. Y, aunque sea de manera más abstracta, la política también es el gran tema de La Grazia, última realización de Paolo Sorrentino que vuelve a contar con el inconmensurable Toni Servillo para encarnar a un presidente de la República Italiana inmerso en una encrucijada moral.
Directores contrastados como Noah Baumbach o Yorgos Lanthimos estarán en Perlak para presentar sus últimas obras, Jay Kelly y Bugonia respectivamente. Dos películas que hablan sobre el legado. Un argumento que también ha inspirado a cineastas como el noruego Joachim Trier o el islandés Hlynur Pálmason a la hora de bucear en microcosmos familiares en películas como Affeksjonverdi (Valor sentimental) o Ástin sem eftir er (El amor que permanece). Y para clausurar este año Perlak y, coherentemente con esta línea de programación, una estrella del pasado con capacidad para reinventarse y asumir nuevos desafíos en el cine actual: Jodie Foster. La protagonista de El silencio de los corderos se pone a las órdenes de la cineasta gala Rebecca Zlotowski para protagonizar un Vie privée (Vida privada), un absorbente drama con hechuras de thriller que será el título que clausure este año Perlak.
Jaime Iglesias Gamboa