El Festival de San Sebastián dedicó en 1994 una retrospectiva a William Dieterle. Aunque algunas de sus películas más recordadas tengan que ver con el romanticismo fantástico (Jennie), la deformidad moral y física (Esmeralda la zíngara), el cine negro (Ciudad en sombras), la poesía (Omar Khayyam, sobre el poeta persa que ya aparecía citado en las convulsas y líricas escenas que Dieterle rodó en Duelo al sol) y el biopic (de Louis Pasteur, Émile Zola y Benito Juárez), uno de los aspectos principales de su obra fue el compromiso antifascista. No en vano el libro que publicó el Festival se titula William Dieterle. Antifascismo y compromiso romántico.
William (en realidad Wilhelm) Dieterle llegó a Estados Unidos huyendo de la Alemania nazi y varios de sus films giran en torno a los fascismos en toda su extensión. En este sentido, su entente con Hellman debió de ser máxima. The Searching Wind es una de sus películas más potentes en el plano ideológico. La dirigió en 1946, ocho años después de haber realizado Blockade. En este film, Henry Fonda interpreta a un campesino español enamorado de una cosmopolita joven extranjera (Madeleine Carroll) que busca objetos de arte en plena guerra civil española: el exaltado discurso que realiza Fonda cuando llegan las tropas fascistas, instando a la gente a que se quede en el valle y lo defienda, lo podría haber firmado la misma Hellman de The Nort Star, así como el comentario que realiza un periodista sobre lo inhumano que es privar a la gente humilde de comida –mediante un bloqueo– para debilitarla y rendirla, que parece extraído de una crónica escrita por Hellman cuando estuvo en el frenElogio de William Dieterle te de Madrid en 1937 y presenció como los aviones franquistas bombardeaban las zonas más pobres y pobladas de la ciudad.
Las banderas son peligrosas, dice Madeleine Carroll en este film de Dieterle escrito por John Howard Lawson, uno de los primeros guionistas represaliados en la caza de brujas. En The Searching Wind, que podemos traducir como El viento escrutador o El viento que busca, escrita por Hellman a partir de su pieza teatral estrenada dos años antes con dirección del habitual Herman Shumlin, la acción comienza al final de la segunda contienda mundial, y las banderas y las consignas también resultan especialmente peligrosas para uno de sus tres personajes principales, la periodista Cassie Bowman (Sylvia Sidney). Producida por Hal B. Wallis para Paramount, se trata de una película muy moderna en sus planteamientos emocionales, fluida en su estructura en varios tiempos y radical en sus cuestionamientos políticos. También le va como anillo al dedo el título del libro que hemos mencionado, ya que su relato se centra por igual en dos compromisos, el antifascista y el romántico. Es otra de las historias de Hellman con trío sentimental, pero aquí la vida y la política no pueden separarse la una de la otra.
Emily Taney Hazen (Ann Richards), la esposa del diplomático Alex Hazen (Robert Young), sabe que Cassie se encuentra en Washington y la invita a cenar a su casa. Fueron amigas desde la infancia. Cassie siempre ha estado enamorada de Alex, pero lo dejó a causa de su falta de compromiso político cuando el mundo giraba, como hoy, hacia los fascismos. Alex ha seguido amándola, pero se casó con Emily, quien a su vez sabe que Alex va a abandonarla para irse por fin con Cassie. En la tensa cena también están presentes el padre de Emily, editor que dio trabajo a Cassie en el pasado, y Sam, el hijo de Emily y Alex, quien despierta por las noches dando alaridos debido a las pesadillas y el dolor que le infringe una herida de guerra. Un boletín radiofónico anuncia la muerte de Mussolini y entonces los recuerdos, centrados en Emily, nos trasladan a la Roma de entre guerras, cuando los tres tomaron las decisiones que tomaron a causa de la llegada al poder de Mussolini. Para Emily no era importante. Alex no se decidía. Cassie fue la única en intuir lo que iba a pasar. En el personaje encarnado por la estupenda Sylvia Sidney se centran todos los compromisos posibles en la escritura de Hellman y en el cine de Dieterle. Los compromisos con la política, contra el fascismo y con la vida, indivisibles, inseparables.
Quim Casas