Kim Torres (EEUU, 1993) tiene todo lo que hace especial la sección New Directors: ilusión, una mirada fresca y mucha valentía. Llega a San Sebastián nerviosa, pero con un primer largometraje por el que no debería estarlo.
Si no ardemos, cómo iluminar la noche / If We Don’t Burn, How Do We Light Up the Night habla de Laura, que a sus trece años se siente atrapada en su nueva familia. Justo cuando empieza a aceptar su vida entre extensos bosques y plantaciones de palma, descubre que el pueblo esconde un oscuro secreto que amenaza a las mujeres que más ama.
Pero esta ópera prima no es solo eso, no es solo “Laura”, es una película coral de mujeres y de los vínculos que sostienen entre ellas. “Los vínculos entre las mujeres de nuestro entorno siempre van a brillar, siempre van a iluminar la noche”, dice Torres con un guiño al título de la película.
Estrenar en Donostia no es algo nuevo para Torres. El año pasado participó en WIP Latam con este mismo proyecto, cuando aún se encontraba en etapa de posproducción. Por eso, volver con la película terminada es para la cineasta como cerrar un ciclo que comenzó mucho antes, en 2019, cuando concibió la idea original. “En San Sebastián nos han recibido siempre con mucho cariño”, cuenta la directora, que vive estos días entre la emoción contenida y el vértigo de mostrar por fin lo que ha sido un trabajo de varios años. “Desde 2019 la película ha ido transformándose con los años. Todo el equipo hemos ido creciendo junto a la película”, confiesa.
Tras varios cortometrajes —Luz nocturna (2022), fue el primer film costarricense en luchar por la Palma de Oro en la sección de cortometrajes de Cannes—, Kim Torres da el salto al largometraje con una propuesta íntima, sensible y valiente. Una obra que no busca retratar la violencia en sí misma, sino explorar los lazos que permiten sobrevivirla, en especial entre mujeres. “Es una película sobre el amor y la resistencia”, explica, “sobre esos vínculos que nos sostienen cuando el mundo se vuelve inhóspito”.
Ambientada en un entorno rural, la historia nace de una semilla autobiográfica. “Surge de experiencias personales de mi infancia”, cuenta la directora, que recuerda cómo, siendo niña, comenzó a percibir el peso de haber nacido en un cuerpo femenino. Esa conciencia temprana de lo que implica habitar el mundo desde una mirada marcada por el género, dio paso a una reflexión más profunda que acabaría germinando en la escritura del guion. Años más tarde se sumaría Luisa Mora Fernández, coguionista del film, con quien realizó un trabajo detallado de desarrollo de personajes. “Con ella logré desprenderme de mi experiencia personal y dejar que los personajes vivieran por sí mismos”, recuerda.
Lejos de retratar la crudeza de forma explícita, Si no ardemos, cómo iluminar la noche opta por la sutileza, por los bordes, por la resistencia íntima. “Nos preparamos muchísimo con ayuda de psicólogos para las escenas más duras”, explica Torres. “Tanto que al final fueron las más fáciles de rodar”. Lo realmente complejo, añade, fue encontrar la naturalidad en lo cotidiano. Pero allí también reside uno de los grandes logros de la película: hacer que lo aparentemente simple resplandezca.
Iratxe Martínez