"Z365" o "Festival todo el año" es la nueva apuesta estratégica del Festival en la que confluyen la búsqueda, el acompañamiento y el desarrollo de nuevos talentos (Ikusmira Berriak, Nest); la formación y la transmisión de conocimientos de cine (Elías Querejeta Zine Eskola, Zinemaldia + Plus, Diálogos de cineastas); y la investigación, la divulgación y el pensamiento cinematográfico (el proyecto Z70, Pensamiento y debate, Investigación y publicaciones).
La realizadora sueca Isabella Eklöf visitó el Festival en 2023 gracias a Kalak, película con la que participó en Sección Oficial y recibió el Premio Especial del Jurado. Dos años después, regresa a Donostia precisamente como miembro de un jurado, el de la sección New Directors.
Eklöf confiesa sentirse “emocionada y honrada” con la invitación, y reconoce que formar parte de un jurado del Festival le hace sentirse “más consolidada como cineasta”. Sobre la relación con el resto del jurado, la cineasta la define como muy buena y valora que todos “expresan su opinión con honestidad y sinceridad”.
Como apenas han pasado dos años, la directora conserva muy vivos los recuerdos de aquella primera experiencia en San Sebastián, especialmente cuando descendió las escaleras del Kursaal mientras el público aplaudía: “Fue muy intenso”, afirma. Eklöf considera que su cine es polémico, y por eso no suele leer lo que opina la crítica. Para ella, lo verdaderamente importante es “el momento de la proyección y lo que la película genera en el público en ese instante”.
Sobre las secciones de los festivales dedicadas a nuevos realizadores, la cineasta afirma que siempre le resultan interesantes: “Todos los cineastas piensan mucho en cómo será su primera película, algunos incluso durante años. Por eso lo que se presenta siempre es único”, dice.
Antes de dedicarse plenamente al cine, Eklöf exploró otras disciplinas artísticas. “Al principio quería ser escritora, pero sentía que no se me daba bien y descubrí que era una profesión muy solitaria, algo que no me gustaba”. También dirigió obras de teatro e incluso probó como actriz, “pero no me daban papeles que me resultaran interesantes”. Fue al ponerse detrás de una cámara cuando encontró su verdadera vocación: “Para mí el cine es un arte que engloba a todas las formas de arte”, exclama.
Eklöf se formó en la Escuela Nacional de Cine Danesa, pese a ser originaria de Suecia. Según ella, en su país las escuelas de cine no son buenas y no se considera útil invertir en el séptimo arte. En cambio, en Dinamarca sí, “lo cual me parece mucho más inteligente”.
Aunque asegura que no le gusta trabajar en soledad, Eklöf también firma los guiones de sus proyectos. Su truco es escribir siempre acompañada: “Para mí es importante contar con el apoyo de personas que estén íntimamente conectadas con el tema”, asegura. Ya en el rodaje, considera que el mayor reto para un director es lograr que los intérpretes se sientan cómodos: “Mi objetivo es que trabajen sintiéndose seguros y libres, que se sientan queridos”.
En el pasado Festival de Cannes, la cineasta presentó junto a otros cinco realizadores el movimiento Dogma 25, que sigue la estela del original Dogma 95 popularizado por Lars von Trier y Thomas Vinterberg. Tras su paso por San Sebastián, espera seguir desarrollando este proyecto colectivo.
Iker Bergara Etxegarai