"Z365" o "Festival todo el año" es la nueva apuesta estratégica del Festival en la que confluyen la búsqueda, el acompañamiento y el desarrollo de nuevos talentos (Ikusmira Berriak, Nest); la formación y la transmisión de conocimientos de cine (Elías Querejeta Zine Eskola, Zinemaldia + Plus, Diálogos de cineastas); y la investigación, la divulgación y el pensamiento cinematográfico (el proyecto Z70, Pensamiento y debate, Investigación y publicaciones).
En Vaegtloes / Weightless, Emilie Thalund (Copenhague, 1989) se sumerge en un verano adolescente para retratar con sensibilidad los primeros encuentros con el deseo, el cuerpo, los límites y la amistad. La directora danesa, que presenta su ópera prima en la sección New Directors del Festival de San Sebastián, confiesa que quería explorar esa etapa vital que, aunque lejana en el tiempo, sigue muy presente en su memoria. “Aunque hayan pasado años desde que tuve quince, conecto muy fácilmente con las emociones asociadas a ese periodo. Son experiencias que no se olvidan”, explica. Con esta historia íntima, aspira a generar conversación sobre el consentimiento, la vulnerabilidad y el descubrimiento personal. “Me gustaría que las chicas jóvenes se sientan menos solas cuando se reconozcan en Lea o Sasha”, añade.
Thalund recibió la noticia de su selección con incredulidad. “Era viernes por la tarde…, me llamaron mis dos productoras a la vez y pensé que era algo malo, porque los viernes por la tarde solo se llama para marrones. Pero cuando me dijeron que Weightless estaría en San Sebastián, no lo podía creer. Es un sueño hecho realidad”, recuerda. Aunque el proyecto se ha gestado durante casi cinco años, es el primer largometraje de Emilie y también el primer trabajo cinematográfico de su joven protagonista, Marie Helweg Augustsen, quien interpreta a Lea, una adolescente que pasa el verano en un campamento para perder peso. Lea quiere ser como su amiga Sasha, su nueva compañera de cuarto en el campamento: divertida, animada y sin miedo a hacerse un hueco en el mundo. Sasha tontea con los chicos locales con seguridad, mientras que Lea comienza a desarrollar sentimientos por Rune, un monitor del campamento. Lo que no espera es que Rune responda a su interés, y eso despierta algo en el interior de Lea; un deseo desconocido pero excitante que no sabe cómo gestionar.
La película explora con honestidad lo que supone habitar un cuerpo en el que no se está a gusto, estar expuesta a miradas ajenas, construir el deseo mientras se aprende a poner límites. Lejos del moralismo, Thalund apuesta por los matices: escenas delicadas e intensas que se apoyan en la confianza mutua del equipo, los ensayos prolongados y la participación activa de un coordinador de intimidad. “Lo importante no era solo qué pasaba en la escena, sino cómo lo vivían los personajes”, explica la cineasta. “Queríamos crear un ambiente seguro, lleno de cuidado”.
Aunque comenzó con la idea del film hace cinco años, el rodaje se llevó a cabo durante apenas cinco semanas, durante el verano danés, en un entorno idílico cerca de un gran lago y una luz cálida que baña cada toma en una atmósfera eterna de vacaciones. Ese oasis refuerza la intimidad del relato y también su tensión. Porque Weightless es una película sobre lo que supone crecer, madurar y pasar de ser niña a adulta, ese autodescubrimiento que muchas veces nos lleva a un espejo en el que no nos reconocemos.
I.M