“Nunca pensamos, cuando empezamos a filmar esta película, que las cosas fueran a transformarse de esta manera”, confiesa Fernando Eimbcke, director de Olmo, queparticipó en la sección Panorama del Festival de Berlín. El film se centra en una familia migrante de la década de los setenta que vive en Nuevo México, Estados Unidos. Este coming-of-age relata la historia de su protagonista, Olmo, un joven de catorce años que se siente oprimido en su hogar; su padre, enfermo, requiere de cuidados veinticuatro horas diarias. Al protagonista le acompañará Miguel, su íntimo amigo, con el que se embarcará en un periplo de travesuras con consecuencias para él y su familia. “Yo me pregunto qué sería de estos dos chicos, Olmo y Miguel, con lo que está sucediendo ahora, con las redadas que hay en esta y otras muchas ciudades”, afirma el cineasta.
Vanesa Garnica, coguionista del film, y él siempre estuvieron interesados en “el conflicto de la familia. Nos interesaba mucho también la cuestión de la migración. Yo he vivido seis años en Berlín y lo que te trae la migración me fascina; me fascina la mezcla de dos culturas que, como en la película, mezcla incluso idiomas en una misma familia. Pienso que la migración alimenta, es cultura. Las culturas donde existe el mestizaje son increíbles”. Existe también una parte “difícil en la migración, que tiene que ver con estar lejos del lugar, de donde naciste, las barreras del idioma. Creo que ese fue el detonante para empezar a escribir este proyecto”.
Al director le gusta catalogar el film como “un melodrama. Me encantan los adolescentes: sufren y son víctimas. Pero me gusta representarlo siempre con ese tono de ‘farsa’, para quitarle garra al asunto. Por eso me gustó mucho el acercamiento de Vanessa hacia el humor. Ella siempre lo busca; es algo que te hace estar en el mismo lugar que los personajes. No estás ni arriba ni abajo. Estás ahí porque te estás riendo con ellos, no de ellos”.
La fotografía de la película y su tonalidad corrieron a cargo de Carolina Costa. Para Eimbcke, que se define una persona de películas de “blanco y negro, como mi primera película”, Temporada de patos, ganadora de once premios Ariel, “el color es difícil. Me gusta más lo monocromático. Carolina fue llevando ese barco. Yo veía el monitor y me parecía que había mucho color, pero confié. Y después de todo el proceso y la corrección de color fue ver esa fotografía y decir... ¡Wow! Esta película es una película con un color muy vibrante. Fue una apuesta muy valiente de Carolina Costa”.
Su relación con el Festival es longeva. En 2008 presentó en Perlak su segundo largometraje, Lake Tahoe, que obtuvo en Berlín el Premio Alfred Bauer y el FIPRESCI, volvió a ganar el Ariel de Oro a la mejor película y fue nominado al Goya al mejor film iberoamericano. En 2013 obtuvo la Concha de Plata a la mejor dirección por Club Sándwich y este año presenta en WIP Latam Moscas. Para Eimbcke que Olmo figure en la selección de esta sección es un gran honor: “Antes de que empezara la película en la proyección que fuimos en el Kursaal, veía el listado de las películas que han estado en Horizontes Latinos, que proyectan antes de la película, y pensé: ‘qué orgullo, qué orgullo estar ahí’. Fue de las mejores proyecciones que he tenido en mi vida”.
Al despedirnos, Eimbcke me enseña una concha que le regaló su pareja como símbolo de este Festival, “una especie de amuleto para que podamos volver el año que viene”.
María Aranda Olivares