Por cuarto año consecutivo, la Agenda 2030 Euskadi Basque Country y el Festival conceden el Premio Agenda 2030 a la película que mejor refleje los valores de la Agenda. Charlamos con la presidenta del jurado, la actriz y directora Carolina Yuste, conocida por su gran sensibilidad y compromiso social.
Como presidenta del jurado del premio Agenda 2030, y lo implicada que estás en distintas causas, ¿qué significan para ti los temas de la Agenda?
Son esenciales. Considero el cine, el arte, la cultura, como herramientas de cambio, conciencia y empatía. Soy muy romántica. Quizás confío mucho en la utopía, pero creo que la utopía nos hace cambiar, imaginar lo posible. A veces siento que nos han robado la capacidad de imaginar que otra forma es posible, ahí siento que en cierto modo sí que han ganado. Creo que el cine debe ser esa resistencia. Cuando veo una película, escucho una canción o leo un poema, veo esa resistencia, ese cambio, el mundo en el que quiero vivir. Todos los que hacemos esto partimos de ese motor, y esta sección lo demuestra.
¿Qué características debe reunir la película ganadora y qué factores valoraréis en las ocho candidatas?
Honestamente, me resulta muy difícil. Veo cine desde la emoción, necesito que me traspase. En esta sección, no puedo valorar aspectos técnicos como la fotografía, la música… todo influye, pero esto va de derechos humanos, desastres climáticos... Vamos viendo las películas y es muy complicado, porque lo que sobre todo existe es el dolor. Dolor y mucho amor. ¿Cómo valoras eso? Parto de la base de que estas son las reglas del juego y que hay que elegir una. Ahora mismo, se lo daría a todas.
¿Cómo está siendo tu experiencia como jurado? ¿Cómo es la relación entre todos?
Genial. Es complejo, porque hay que ver muchas películas en poco tiempo, y son intensas, dejan mucho poso, pero venir al festival a ver cine y llenarte de todo es una experiencia, y así lo estamos viviendo. Me apetece mucho sentarnos a charlar y compartir puntos de vista. Somos tres personas que nos acercan cosas y también muy diferentes. Me apetece escuchar, estoy en una etapa en que me gusta escuchar cosas que a lo mejor no he visto y otras personas sí.
¿Qué retos ves a la hora de valorar películas que tratan temas como el aborto en Belén o la homosexualidad en Maspalomas? ¿Qué temáticas ves en común entre todas?
Los derechos humanos, el sentido de justicia, que es una de las cosas que a mí más me mueven en la vida. No la justicia de las leyes, sino una justicia poética y cósmica. Lo justo es vivir en armonía, en amor y en cariño y sin violencia, sin que te machaquen por ser quien eres, como en Maspalomas. En Belén, ver todo lo que ha existido sobre el cuerpo de las mujeres y cómo nos han violentado durante años… es muy bonito ver cómo sostiene el movimiento feminista. Es una de las cosas que más me ha emocionado de la peli. Que estamos juntas. Que si falta una, faltamos todas. También vimos una película china sobre una mujer que entra presa por matar a su marido porque la maltrataba, basada en hechos reales. No puedo ni quiero ponerme a valorar los planos, la luz… en este caso no vale.
¿Cómo crees que el cine puede contribuir a un mundo mejor?
Desde pequeña entendí que es una herramienta de cambio. No quiero parecer grandilocuente, pero creo firmemente que una persona en una sala puede derribar sus estructuras mentales y generar empatía por lo desconocido, algo que no haría desde la razón, sino desde la emoción. Ver una historia o conectar con un personaje puede hacerte una mejor persona.
No quiero ser naif, el mundo es grande y los que manejan los poderes son muy fuertes, pero quizás pueda cambiar mi micromundo, y eso ya nos vale. El cine llega a mucha gente, en especial con las plataformas. Los adolescentes tienen a un clic un sinfín de contenido que puede llevarlos a una experiencia y construir su propio ser, o llevarlos a la oscuridad y al satanismo más grande. El cine debe entretener, claro, pero también responsabilizarse y dejar de perpetuar ciertos mensajes y adoptar otros.
Recientemente has publicado tu primera novela, “Toda mi violencia es tuya”. ¿Crees que podría llevarse al cine? ¿Cómo se está recibiendo?
Está siendo muy bonito. Empecé a escribirla pensando en un guion, pero al hacerlo sentí la necesidad de que la palabra tuviera una poética narrativa. Es emocionante recibir tantas reacciones de mujeres con experiencias similares a las de la protagonista. Me cuentan sus historias, y es muy enriquecedor. Estoy felicísima.
¿Qué próximos proyectos te ilusionan más?
El documental que he codirigido junto con Afioco Gnecco. Estrenamos en octubre en Seminci y el año que viene en salas, muy contentos.
¿Estás comiendo bien aquí?
En Donostia siempre se come bien, aunque tengo poco tiempo. Cuando vengo de vacaciones disfruto más de la comida. He estado mucho en esta ciudad, me encanta, indudablemente es de las ciudades donde mejor se come. Badajoz la primera, por lo que sea. ¡En el norte se come increíble!
Andrea de Toro García