Pilar Palomero, Tatiana Leite, Christoph Friedel integran el jurado de Horizontes Latinos de esta 73 edición. Con trayectorias distintas pero una sensibilidad común hacia el cine de autor, los tres han formado un grupo que, según sus propias palabras, ha funcionado desde el primer momento de forma orgánica; “vemos las películas juntos, salimos del cine comentando impresiones y encontramos puntos de conexión a partir de pequeñas reacciones, gestos o silencios”, comenta Leite.
Esa experiencia compartida ha sido clave para que las conversaciones fluyeran desde el principio. “Después de un par de días juntos, ya capturo, por ejemplo, cómo están recibiendo la película ellos dos, a través de pequeños gestos, miradas… Está siendo un encuentro fácil entre nosotros. Creo que amamos el cine”, añade.
Pilar Palomero, directora de Los destellos (Sección Oficial, 2024) y presidenta del jurado de la sección, destaca el valor que tiene parar durante unos días para ver películas con calma y con plena atención: “Poder dedicar, de repente, siete, ocho días de la vida es un regalo... Además, compartimos este amor por el cine, que también nos hace verlas con ilusión y recibirlas con mucho respeto”. La cineasta reconoce también el valor del diálogo: “Lo bonito de participar como jurado es que te obliga a comentar la película, y ese compartir opiniones también te hace reevaluarla, verla desde lugares que no te habías planteado en un principio”.
Christoph Friedel, productor con una amplia trayectoria en el cine europeo e iberoamericano, subraya la importancia del premio Horizontes Make & Mark, que incluye la compra de derechos para su distribución en España. Más allá del reconocimiento, se trata de facilitar que la película llegue a salas y a públicos nuevos. “Primero es la película, pero también se tiene que pensar la repercusión que tiene un premio así”, señala. Para él, Donostia sigue siendo una plataforma sólida para el cine latinoamericano, con una atención constante tanto a nuevos directores como a nombres ya consolidados.
Los tres coinciden en valorar la riqueza y diversidad de las películas seleccionadas este año. Leite menciona que, aunque las propuestas estéticas y narrativas son muy distintas entre sí, muchas comparten temas universales, humanos o políticos, tratados desde enfoques muy personales: “Representan súper bien qué pasa en el cine latinoamericano”.
Además de ver los títulos de Horizontes Latinos, han dedicado parte de su agenda a asistir a otras secciones como Zabaltegi-Tabakalera o New Directors. “Estamos aprovechando bien nuestro tiempo”, dice Leite. Para el jurado, el diálogo constante no solo permite afinar los criterios, sino también conocerse mejor como profesionales y espectadores.
Aunque todavía queda por decidir el palmarés, reconocen que cada vez es más difícil escoger. Hay películas a las que les darían una mención o destacarían un aspecto concreto, pero deben elegir solo una. Para Palomero, que conoce bien la importancia de los premios para el futuro de una película, esta experiencia le está sirviendo para entender “lo aleatorios que pueden ser los motivos por los que gana una película y no otra”.
La convivencia del jurado estos días ha estado marcada por el cine, como centro de todo, y también por el clima donostiarra, que nunca deja de formar parte del Zinemaldia. Entre risas, Friedel comenta: “Un poco menos de lluvia es lo que pedimos para el año que viene”.
María Aranda Olivares