“Desde que mi amiga Irene Escolar fue jurado de Culinary el año pasado y me contó la experiencia, estaba con los deditos cruzados para que me llamaran algún año. Por eso, cuando me invitaron en esta ocasión, pegué un salto de alegría, y no es broma”, asegura Anna Castillo. La actriz ha presidido el jurado encargado de elegir la mejor película de la sección gastronómica de esta edición, junto con el periodista gastronómico Matt Goulding y el chef argentino Pablo Rivero.
“Quizá no salté tanto como nuestra presidenta, pero también me alegré mucho”, dice Goulding. En un tono más comedido, sus dos compañeros en el jurado también recibieron la invitación con entusiasmo. El chef ya había particpado en Culinary Zinema en 2019, cuando se presentó La leyenda de Don Julio: corazón y hueso, una película sobre su restaurante, por lo que él y su equipo fueron los encargados de elaborar la cena temática de la misma. Además, suele venir a San Sebastián un par de veces al año por motivos laborales. Matt Goulding, por su parte, cuenta que hace dos años estuvo a punto de presentar una serie en Culinary Zinema, pero al final no llegó a tiempo. También viene a San Sebastián a menudo, ya que mantiene una relación muy estrecha con el Basque Culinary Center.
Los tres coinciden en que han formado un jurado muy equilibrado e idóneo para la sección: “porque Castillo conoce el mundo del cine, Rivero el de la gastronomía y Goulding hace de punto intermedio entre ambos mundos”, explican. Los tres opinan que ha sido una suerte poder analizar las películas juntos, ya que eso les “ha permitido llegar a conclusiones a las que individualmente no habríamos llegado”.
Como anécdota, Rivero cuenta que, tras ver la primera película, se lanzó a opinar primero, pero después escuchó las disertaciones de sus compañeros y se quedó alucinado con todo lo que sabían. “Para mí ha sido un aprendizaje espectacular porque mi mirada estaba totalmente virgen en lo técnico. Después de escuchar a mis compañeros hablar sobre formatos o maneras de filmar, voy a disfrutar los documentales y películas de gastronomía aún más”, afirma el chef.
Goulding, por su parte, cuenta que cada vez que estaba viendo un documental sobre un cocinero tenía muchas ganas de conocer la opinión de Rivero. “Con la información y el conocimiento que tiene Pablo del oficio, su opinión nos ampliaba la perspectiva”, explica el periodista gastronómico. Pese a que sus expectativas ya eran altas, Castillo confiesa sentirse abrumada por la experiencia. “No sé si ha cambiado mi mirada sobre la gastronomía, pero sí que la ha ampliado”, dice. La actriz ya intuía que era un mundo con muchas capas, pero esta experiencia le ha abierto “la curiosidad por saber más”, asegura la actriz.
Castillo también ha querido destacar el cariño y el cuidado con el que trabajan en el Basque Culinary Center. Para los tres jurados, las cenas fueron muy enriquecedoras, no solo durante el desarrollo de los menús, sino también en los coloquios posteriores, cuando los protagonistas de los films hablaban de su vida o de los rodajes. “Ver cómo los espectadores recibían las películas y escuchar sus reacciones también ha resultado muy útil para nuestra labor”, concluye Anna Castillo.
Iker Bergara Etxegarai