El Festival de San Sebastián generó el año pasado en su 72ª edición un impacto económico de 47,9 millones de euros, según se desprende de los datos del estudio encargado al grupo consultor Ikertalde, que también realizó el anterior informe, correspondiente a la edición de 2012.
Además de espacio de encuentro para el público cinéfilo, la prensa especializada y la industria, el Festival de San Sebastián trasciende su condición de cita cultural y es también un importante motor económico para la ciudad y el territorio en el que se enclava, con un impacto igualmente beneficioso en términos de creación de empleo, notoriedad y proyección.
Así lo demuestra este estudio que divide el total de 47,9 millones en tres epígrafes. Por un lado, 18,3 millones corresponden al impacto directo de los importes inyectados a cuenta de la organización del evento. Eso incluye tanto la contratación de servicios y personas (12 millones) como la aportación derivada de la estancia y consumos en Euskadi por parte de personas ligadas a la ejecución del Festival (6,3 millones).
Por otra parte, el impacto indirecto, cifrado en casi 14 millones de euros, se corresponde con la movilización de públicos, es decir, con el gasto realizado por compras y consumos de quienes asisten al Festival y por la compra de entradas. La mayor parte de ese importe (10,7 millones) es atribuible a visitantes que llegan de fuera de la ciudad y necesitan pernoctar, mientras que el resto se corresponde a donostiarras (casi 2 millones) y a visitantes que no pernoctan (1 millón).
Finalmente, el impacto inducido, situado en casi 16 millones de euros, es el concerniente a las movilizaciones y gastos por compraventas a lo largo de toda la cadena de valor de la economía.
Este estudio permite, asimismo, valorar el efecto beneficioso derivado de la inversión pública en cultura, ya que la actividad del Festival generó un retorno económico de 8,4 millones de euros en la administración en forma de impuestos y otros ingresos.
En términos de empleo, la plantilla del Festival de San Sebastián se compone de 40 puestos anualizados, a los que en 2024 se sumaron aproximadamente 320 contratos (el 80% de ellos en el mes de septiembre) para cubrir las necesidades específicas de la celebración del evento.
Si algo distingue al Festival de San Sebastián de otras citas de alcance internacional es su condición de certamen fuertemente enraizado en la ciudad. Así, en la edición de 2024 se registraron 172.301 asistencias a las proyecciones, de las cuales 123.211 (71,5%) correspondieron al público general.
Para calcular el gasto generado por la asistencia el estudio utiliza como unidad clave la jornada activa de cine, definida como el día de participación activa de una persona en el Festival mediante el visionado de, al menos, una película; así, una persona genera tantas jornadas activas como días diferentes haya sido espectadora o espectador, independientemente del número de películas vistas por día. Según el análisis del comportamiento de compra del público general, cada persona vio un promedio de 1.3 películas durante el Festival, lo cual equivale a 95.966 jornadas activas en la generación de gasto. De ellas, aproximadamente la mitad, 46.064 (48%), corresponden al público donostiarra, 15.462 a visitantes que no pernoctan (16%) y 34.440 a personas que sí pasan la noche en la ciudad o sus alrededores (36%).
El informe también revela datos esclarecedores sobre la proyección que el Festival proporciona a San Sebastián en forma de posicionamiento y notoriedad, ya sea por trasladar la imagen de una ciudad volcada con la cultura de calidad, ya sea por la aparición constante del certamen en todo tipo de medios de comunicación nacionales e internacionales. En ese sentido, el año pasado se difundieron más de 162.000 noticias, casi 144.000 millones de oportunidades de visionado, mientras que el contravalor publicitario rozó los 1.900 millones de euros.