El programa de conversaciones de Nest permite a las y los cineastas participantes aprender de realizadores de diferentes generaciones. Ayer fue el turno de un director que no alcanza los treinta años: Jaume Claret Muxart, autor de Estrany riu, que forma parte de Zabaltegi-Tabakalera. “Es volver a la sala donde estudiamos”, comenzó el catalán, ya que el edificio donde ocurrió la charla ha acogido su carrera hasta ahora. Claret Muxart estudió en la Elías Querejeta Zine Eskola, luego estrenó Ella i jo en Nest y, finalmente, formó parte de la residencia Ikusmira Berriak.
Por todo ello, era de gran interés que se encontrara con las y los participantes de esta edición. Jaume Claret Muxart relató la concepción de Estrany riu desde su semilla. “El primer dossier lo empecé a hacer durante la Zine Eskola para presentarlo a productoras y a Ikusmira Berriak”, comentó, mientras en pantalla se proyectaba la portada de ese dossier donde aparece una fotografía de él con su hermano. “La película no es para nada autobiográfica”, señaló “con los años el dossier se fue alejando de mi vida”.
Para ese distanciamiento, fue clave la intervención de diferentes personas en el proyecto, como Meritxell Collel, la coguionista, y Michel Gaztambide, quien le enseñó a “saber escribir un guión para pedir ayudas”. El cineasta no teme la integración de otras miradas: “Siempre está el miedo de que esto termine afectando, pero no fue el caso”, mencionó. Tampoco considera que el dossier para solicitar fondos sea una suerte de restricción. Por el contrario, cree que éste “puede ser un momento muy creativo”.
En Estrany riu, la presencia del espacio, particularmente la del río Danubio, es esencial. Este anhelo tiene su antecedente en la infancia de Claret Muxart. “Yo con mi familia había hecho muchos viajes por toda Europa”, rememoró, “pero el Danubio tenía un misterio que me obsesionó. Empecé a hacer documentos de visualizaciones y eso me ayudaba a escribir porque escribo desde el espacio”. Para conseguir este retrato memorable del Danubio, él y Pablo Paloma, su director de fotografía, hicieron un proceso exhaustivo: “íbamos a los sitios para ver cómo se veían durante diferentes horas del día, en diferentes épocas del año y con el soporte, que en este caso fue el 16 mm”, compartió.
Filmar un largometraje es un proceso de años, pero Jaume Claret Muxart jamás se detuvo a esperar que la financiación llegara. “Lo que más me gusta es rodar y hacer cortos te mantiene activo”, sugirió el cineasta, quien “no quería hacer una película en verano, así que los cortos lo rodábamos en invierno para tener otro río”. Esto da cuenta del compromiso del realizador con su materia, en este caso el río: “Me interesa lo simbólico, pero sobre todo me interesa lo físico”.
El cineasta catalán posee una cinefilia admirable. Para Estrany riu, sus principales referentes fueron Un verano con Mónica, “por el tema del idilio y la decepción”, las obras de Hou Hsiao Hsien y Terence Davies, “por los movimientos de cámara” y A nuestros amores de Maurice Pialat “por la dirección de actores, sobre todo”. En su propia película, esto fue clave: “Hablé con Carla Simón y me dijo que era importante que estuviera viendo a los actores durante el casting”, comentó. “Nos parecía necesario que la persona estuviera en el mismo momento vital que Dídac”, expresó Claret Muxart, mientras compartía la grabación del casting de Jan Monter, el protagonista.
José Emilio González