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Mariana Erijimovich y Juan Villegas son los responsables de Jota Urondo, un cocinero impertinente, la película que se presenta hoy en Culinary Zinema. Su trabajo no retrata a ningún chef estrella de la alta gastronomía, sino a Javier Urondo, un cocinero fuera de los focos al mando de un modesto espacio gastronómico y cultural en una esquina de Buenos Aires.
Esta no es la primera visita de los realizadores a San Sebastián. Ya estuvieron el año pasado por motivos laborales y, como en ese momento ya tenían este proyecto entre manos, se dijeron a sí mismos: “El año que viene vamos a participar en Culinary”. Dicho y hecho. A partir de ese momento filmaron toda la película con el foco puesto en el objetivo de participar en la sección.
Erijimovich cuenta que todos sus documentales nacen desde la curiosidad y, en este caso, también ha sido así. Ella conocía el restaurante de Urondo desde hace veinte años y siempre que iba, además de “comer deliciosamente bien, disfrutaba observando lo que allí ocurría”. Por eso, escribieron una pequeña idea de documental y fueron presentándola a concursos para lograr “algunos fonditos” con los que poder llevarlo a cabo.
Según los realizadores, Javier Urondo hace una cocina genuina y sin artificios, y su película sigue esa misma línea narrativa y estética. “Nos interesa buscar la verdad de las imágenes”, dicen. Por eso, a diferencia de otros documentales gastronómicos donde se utilizan recursos para resaltar los platos, en este caso eligieron mostrarlos tal cual, de forma sencilla y natural.
Un cocinero coherente
Los dos realizadores han sentido una fuerte identificación, tanto artística como ideológica, con el personaje que estaban retratando. “Él habla de una cocina de resistencia frente a los mandatos de la industria, y nuestro cine también podría considerarse así, un cine de trinchera”. Para Erijimovich y Villegas, “la gran virtud de Javier Urondo es su coherencia”.
Pese a que su documental se acerca a otro tipo de gastronomía, los cineastas no tienen nada en contra de la cocina moderna o de fusión, “mientras sea genuina”. Erijimovich opina “que todos los estilos de gastronomía son respetables siempre que se hagan con pasión y desde la honestidad, no porque estén de moda o sean snob”. Y lo mismo piensan con el cine, no tienen nada en contra de la espectacularidad, siempre que sea con el objetivo de “generar algo verdadero”.
Uno de los recuerdos más especiales del rodaje fue cuando Javier Urondo les preparó un plato de ñoquis inolvidables. Esta noche, con la cena temática inspirada en la película, tendrán la oportunidad de revivir aquella experiencia. “Javier está muy contento con el desafío y creemos que su propuesta va a ser una revolución para el Basque Culinary Center”.
Los directores avisan a los asistentes de la cena que en esta ocasión posiblemente no vayan a degustar platos novedosos o sofisticados, pero sí probarán el mejor pan que hayan comido jamás.
Iker Bergara Etxegarai