Tras siete intensas y enriquecedoras jornadas cinematográficas, ayer viernes se celebró en el Kursaal la clausura de la sección New Directors de la 73 edición del Festival de San Sebastián. La película de clausura fue Shiro no kajitsu / White Flowers and Fruits, de la cineasta japonesa Yukari Sakamoto (Tokio, 1990); una delicada exploración del suicidio, la adolescencia y, con distancia, los abusos. Con una duración de 110 minutos, la película se ambienta en un internado cristiano para chicas en Japón. Anna, la protagonista, comienza el curso en el internado apartada de sus compañeras, ya que siempre se siente como una extraña debido a su capacidad para ver fantasmas. La única persona con la que mantiene una relación de amistad es su compañera de cuarto, Rika, que es todo lo contrario: popular, brillante y muy querida y admirada. Sin embargo, un día, sin explicaciones, Rika se quita la vida. La escuela queda conmocionada y emprende una investigación para encontrar respuestas. Anna se ve especialmente afectada y comienza a experimentar manifestaciones del espíritu de Rika, que se intensifican cuando descubre su diario personal. Pero, en vez de respuestas, surgen cada vez más preguntas.
Sakamoto, que también firma el guion, comienza así un prometedor recorrido internacional, ya que este es su primer largometraje y a su vez su primera selección en un festival de esta magnitud. “El proyecto tomó forma en octubre de 2022 y comenzamos a rodar en septiembre de 2024. El rodaje duró dos semanas”, confiesa la directora. “Creo que la clave para que pudiéramos rodar en tan poco tiempo fue la comunicación fluida y el vínculo estrecho que generamos en el set”, explica con relación al ambiente de confianza que crearon la propia Sakamoto y las tres actrices protagonistas. Según la directora, esa colaboración cercana con ellas fue vital para su trabajo de dirección: “Quería que la comunicación fuera la base del rodaje, un aspecto que se traduce en la naturalidad y la autenticidad de las interpretaciones”.
La película, con algún matiz paranormal, trata principalmente sobre el suicidio, tema cercano a la directora japonesa. “Durante la pandemia no dejaban de salir noticias de gente joven que se había suicidado”, cuenta la cineasta. “Yo misma sentí la muerte muy de cerca en la adolescencia. Esa fue la motivación principal del film”. A esa vivencia personal, Sakamoto le suma lo paranormal al añadir el espíritu de la alumna que se quita la vida. “Me gusta siempre mezclar lo real con lo irreal. En la cultura japonesa creemos que, cuando alguien fallece, hay que ayudar a su espíritu para que vaya al otro lado, y, para ello, hay que solucionar sus asuntos pendientes”. Esta representación mística es el mayor desafío al que ha tenido que enfrentarse la directora, que también se ha encargado del proceso de montaje.
En el film también hay otro tema que resuena con dureza: la presión que sufren los hijos por parte de los padres. “En Japón es habitual que los niños, sobre todo los adolescentes, se sientan presionados. Es algo que se lleva en silencio, interiormente, y que provoca mucho sufrimiento. Mi intención no es realizar una crítica, pero es algo muy habitual y he querido reflejarlo en el film”.
Shiro no kajitsu / White Flowers and Fruits se proyectó como película de clausura de la sección, compitiendo por el Premio Kutxabank-New Directors, cuyo ganador se anunciará en la gala de hoy por la noche. Después, el Kursaal se vaciará, se apagarán las luces… y comenzaremos la cuenta atrás para volver a vernos el año que viene en el Zinemaldia.
Iratxe Mártinez